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Los Franciscanos en el monte Tabor
Del 1854 hasta ahora
En el 1854 se inició el estudio de las ruinas existentes en el monte y, poco a
poco se comenzó a construir. El iniciador de la arqueología palestina, Melchor
De Vogüe, individuó en el 1854 los restos de los edificios sagrados. El
situado en la propiedad de los griegos ortodoxos resultó ser una exigua capilla
de 4 metros por 6, con ábside semicircular. Los muros romanos estaban en buena
forma y revestidos de follaje de color rojo. El pavimento era de mosaico. Este
oratorio fue fechado por el arqueólogo como perteneciente al siglo IV-V y lo
retuvo como uno de los más antiguos edificios religiosos existentes en T.S.
Los restos hallados en la propiedad franciscana pertenecían a una construcción
compuesta de varios subterráneos, con techo abovedado a los que se llegaba
mediante una escalera de piedra. Fue catalogada como la cripta de una iglesia
cruzada de tres naves.
El 6 de agosto de 1858, fiesta de la Transfiguración, los franciscanos de
Nazaret subieron al Tabor para celebrar la solemnidad y en aquella ocasión se
decidió construir una capilla con dos o tres celdas para los religiosos. Los
trabajos iniciaron al dia siguiente, cerca del oratorio encontrado, y fueron
descubiertos tres ambientes, con un diván árabe y otro ambiente de 9,50 m. por
4,75 con una hermosa bóveda. También fue descubierto un lugar en el que había
cinco pilastras que servían de soporte a los arcos.
Los trabajos, a causa de una epidemia, se vieron interrumpidos durante varios
meses y recomenzaron con la restauración de los vanos que fueron descubiertos;
si bien surgidas nuevas dificultades, impidieron la continuación de los
trabajos.
Entretanto la Providencia suscitó generosos bienhechores -en particular el Canónigo
Strauss, presidente de la sociedad del S.Sepulcro de la ciudad de Colonia y una
Condesa de Viena. Inmediatamente fueron enviados algunos religiosos al monte
Tabor para rodear toda la propiedad y continuar la restauración de todos los
ambientes antiguos.
Contemporáneamente las excavaciones habían sacado a la luz parte de la
primitiva iglesia de la Transfiguración y de toda la capilla cruzada.
Obtenida que fue del Patriarcado Latino de Jerusalén la autorización para
erigir un nuevo santuario, se pensó restaurar la iglesia, mas la idea fue
olvidada prevaleciendo el consejo del francés Guerin, sacerdote, explorador y
arqueólogo quien se inclinaba por conservar intactas y visibles... todas las
partes todavía existentes de la antigua iglesia, manteniendo el ábside su carácter
primitivo "signo de la antigüedad de la tradición relativa al verdadero
lugar de la Transfiguración."
Ciertamente la posición en la que se encontraba el ábside era altamente
significativa, sin embargo procuró grandes dificultades a los arquitectos de la
iglesia primitiva y de las posteriores a causa de su colocación en la parte
este más abrupta del monte lo que demostraba que se había intentado poner el
ábside precisamente en el lugar venerado.
Ya los griegos ortodoxos habían levantado un nuevo santuario, de 24 m. de largo
por 15 de ancho y que no se conformaba a las líneas maestras de la planta
primitiva.
También la segunda construcción resaltada por De Vogüè, resultaba ser más
compleja: se trataba de una iglesia de tres naves, de 36 m. de largo por 16 de
ancho. Debajo de la nave central existía una cripta de 30 m. de larga por 6 de
ancha a la que se bajaba por doce peldaños parcialmente tallados en la misma
roca. En el extremo oriental de la cripta había un altar medio destruído. Los
edificios de arriba, decía Guerin, habían sido construídos y luego destruídos
varias veces, mientras que la cripta, excavada en parte en la roca viva y en
parte construída con piedras muy regulares, debió haber formado parte del
santuario dedicado al S.Salvador en los primeros siglos de la iglesia. En el ábside
central quedaban restos en su parte inferior del muro que Guerin estimó ser
romano-bizantino; al lado de la entrada(alsur) se apreciaba una capilla con
pavimento en mosaico con piedrecitas multicolores y una fosa sepulcral tallada
en la roca, cubierta por un arco cruzado. Cuando fue hallada, la tumba contenía
restos humanos.
A una veintena de metros al oeste del ingreso había sido sacada a la luz otra
pequeña capilla de estructura cruzada. Tanto la iglesia como la capilla se
encontraban dentro del recinto del grande monasterio benedictino.
Cerca de la fortaleza sarracena, Guerin notó considerables restos de torres,
fortificaciones y de arcos triunfales terminados en ángulo agudo. Las piedras
eran lisas o sin tallar.
En el 1870 el Padre Custodio encargó a Fr. Giuseppe Baldi de ocuparse
personalmente del monte Tabor.
Nuestro religioso comenzó inmediatamente a limpiar las cisternas a recoger
material para las futuras construcciones y pasados tres años edificó un salón
para acoger a los peregrinos y también dos habitaciones con una cocina.
En el 1875 se arreglaron dos vanos de la fortaleza sarracena para que sirviesen
de oratorio. Para adornarlo el hermano del Granduque de Toscana envió un cuadro
de la Transfiguración (colocado hoy en la sacristía del Santuario). En el 1877
se edificó un pequeño convento, junto al salón y una "Casa Nova".
En el 1879 se estableció permamentemente la primera comunidad de religiosos
franciscanos en el monte Tabor.
En los años 1895-1900 (bajo la dirección del P. Barnaba Meistermann)
continuaron las escavaciones arqueológicas: fue descubierta la base de una
torre sarracena, sacadas a la luz otras ruinas del monasterio benedictino (Sala
capitular, refectorio y cocina). El P. Barnaba restauró la "Puerta del
Viento" y fueron puestas en evidencia trozos de habitaciones, grutas
sepulcrales y tumbas en fosas. El mismo Padre hizo la descripción de las ruinas
y trazó un plano.
En el 1909 se limpió la grande fosa que protegía la fortaleza por el lado
orietal y allí se descubrió el pavimento en mosaico perteneciente a un
baptisterio bizantino.
Como aumentava la afluencia de peregrinos fue ampliada la "Casa Nova"
y en el 1912 el Custodio de T.S., P. Razzoli juntamente con el ingeniero
Barluzzi iniciaron los estudios y las prácticas para la erección del nuevo
santuario. La guerra italo-turca paralizó todo. En abril del 1915 el gobernador
turco de Nazaret mandó cerrar el convento y quedó allí, sólo, como guardián,
un religioso alemán: Fr. Pascual Ege; cuatro meses después los religiosos
italianos fueron deportados a Damasco. En este período, fueron hallados restos
arqueológicos de valor.
En 21 de octubre del 1919, con ocasión del VII centenario de la llegada de S.
Francisco a Tierra Santa, el Custodio, P. Ferdinando Diotallevi, invitó al
Cardenal Giustini a poner la primera piedra y el P. Gofredo Shelling, Comisario
de T.S. en Washinton, con la bendición de Benedicto XV, comenzó a recaudar los
fondos necesarios.
La construcción de la nueva basílica presentó de inmediato serias
dificultades como, por ejemplo, el transporte, desde la llanura hasta la cima
del monte, del agua y de todo el material necesario para la construcción; por
lo que fue necesario abrir, entre las piedras, y esto por más de 5 Km. una
carretera por donde pudieran transitar los carros y los coches, al tiempo que se
restauraban los doce Km. del camino que desde el pueblo de Afula conduce a la
falda del monte.
Se contrataron 300 trabajadores y se emplearon camellos y asnos en profusión.
El 16 de mayo del 1921 se puso mano a los trabajos de excavación y de limpieza.
Los edificios fueron limpiados de más de 20 mil metros cúbicos de inmundicias
y de tierra que fueron tirados al sur del monte formando extensas capas
cultivables. Se incrementaron los trabajos en los fundamentos de la iglesia que,
en la cripta, bajaron a una profundidad de 16 m. mientras que otra parte de los
obreros restauraban la fortaleza sarracena en el lado sureste y el monasterio de
los benedictinos al norte, dejando a la vista la sala capitular, el refectorio,
la cocina y un baño turco. Un espléndido mosaico con doble orla, fuera del
antiguo atrio y que constituía el baptisterio, fue restaurado y rodeado con
pilastras.
La basílica fue ultimada en la primavera del 1924 y para la ceremonia de la
consagración el Papa Pio XI envió al Cardenal Oreste Giorgi, Penitenciario
mayor y Protector de la Orden Franciscana.
Todavía después de terminada la construcción del santuario, continuó el
estudio de la ruinas; el P. A.Gassi (1925) diseñó un plano general y Enlart
(1928) terminó el del edificio cruzado.
Una vez llevado a término el trabajo de la nueva basílica, los religiosos
remodernizaron la "Casa Nova" y se añadió un piso al convento que
también cobijó el seminario de Filosofía y Letras de la Custodia de Tierra
Santa. La guerra del 1940, paralizó todas las iniciativas, ya que todos los
religiosos italianos y alemanes fueron internados en el convento de Emaús y la
cima del monte Tabor sirvió de campo de adiestramiento a los soldados polacos.
Luego que se hicieron las paces se reanudaron los trabajos arqueológicos en el
monte Tabor llegándose a descubrir no pocas ruinas antiguas.
En el 1955 un nuevo descubrimiento tuvo lugar: debajo de la sala capitular del
monasterio benedictino, el P.A.Berardi, descubrió una pequeña gruta natural,
con decoraciones, monogramas, una cruz de cuatro puntas y una inscripción que
probablemente remonta al siglo VI.
Digno de mención es el acontecimiento sorprendente que tuvo lugar el 5 de enero
del 1964, cuando el Santo Padre Pablo VI subió al monte Tabor en pía
peregrinación.