BASÍLICA DE LA NATIVIDAD
Esta Basílica, tan abandonada en la actualidad, fue en tiempo de los cruzados
una de las más bellas de la cristiandad.
Construida por Justiniano, en función de la Gruta, los cruzados la
embellecieron con pinturas en las co-lumnas y con mosaicos en las paredes.
Tenemos 31 pintura, siendo por tanto, la Pinacoteca religiosa mas antigua
del mundo, pues en una de ellas figura la fecha de 1130.
La humedad, el abandono y el mal trato dado por los turcos, a la Basílica,
contribuyeron al deterioro de pinturas y mosaicos, sobre todo de éstos últimos,
ya que los soldados se entretenían en hacer puntería con los arcabuces, al nácar
que relucía en los mosaicos, destruyen-do la mayoría de ellos de este modo tan
absurdo y dejándonos de admirar ahora su contenido y belleza.
En la primera mitad del s. IV surgió aquí debido a la magnificencia del
emperador Constantino y de Sta. Elena, su madre, en 326 la grandiosa Basílica
cuya forma ha sido descubierta por las recientes excavaciones de 1934, hechas
bajo el pavimento de la actual Basílica. En la dirección O-E a un gran atrio
de cuatro pórticos, seguía el aula basilical, dividida en 5 naves, como la
actual, unida al E. con un edificio que cubría la Gruta del Nacimiento y cuya
forma se discute aún si era octagonal, o poligonal.
Perjudicada por los incendios y por la revuelta de los Samaritanos el ano 529,
la Basílica fue restaurada hacia el 540, en tiempo del emperador Justiniano
(528-65), pero el arquitecto transformó la planta: el atrio fue modificado, con
la añadidura del nártex, o pórtico, el pavimento fue levantado unos 80 cms. y
destruido el edificio de Constantino sobre la Gruta, fue construido el transepto
con dos ábsides y otro principal al fondo, de modo, que entonces tomó la forma
actual esencial, aunque haya habido después añadidos postizos.
La plaza empedrada que precede a la Basílica, ocupa una parte del área del
atrio primitivo. En el suelo se ven tres bocas de cisternas que antiguamente
recogían el agua de lluvia y servían para alimentar la fuente de las
abluciones litúrgicas. La fachada, disfrazada por contra-fuertes macizos, y
flanqueada por los conventos: el franciscano al N., el griego al SE y el armenio
al SO, tenía tres puertas, dos de las cuales están tapiadas ahora; de la
tercera no queda más que un bajo paso y estrecho (de poco más de un metro de
alto, por unos 80 cms. de ancho), que da al antiguo pórtico desfigurado por los
muros, que lo rompen en su largura, y oscurecido por estar cerradas las ventanas
de donde venía la luz. Se entra en la Basílica por una puerta de madera
esculpida por dos artistas armenios. La largura total del edificio es 53,90 ms.,
la anchura en las naves de 26,20 y en el transepto 35,82 ms. Está dividida en
cinco naves, Con cuatro órdenes de columnas monolitos de piedra calcárea roja,
con venas blancas, de 6 ms. de altura. Los capiteles son de estilo corintio y en
la parte superior llevan un rosetón adornado con la cruz griega. Un arquitrabe
de madera corre sobre las bellas columnas y sostiene en las naves laterales los
maderos del techo; en la nave central dos muros de 9 ms. de altura con ventanas
que corresponden a los vanos de las columnas. El techo actual, de finales del s.
XVII y reparado en 1842, tiene las vigas descubiertas. La parte exterior del
techo es de plomo. En la nave central, en las partes descubiertas bajo el suelo
actual se ve el sitio donde se apoyaban las columnas. En la parte oriental hay
restos de muros y escaleras, que formaban parte de la escalera que desde el
centro de la Basílica bajaba a la Gruta.
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Entrada a la Basílica de la Natividad en
Belén
Interior de la basílica de la Natividad
Noticia histórica
Por un curioso fenómeno psicológico, las hordas de Cosroes el año 614,
refrenaron su furor al ver, en la fachada del templo, representados a los Magos
a usanza nacional persa (gorro frigio) y de este modo, se abstuvie-ron de
destruir la Basílica. El 638 el califa Omar vino a orar en el ábside
meridional y permitió que entrasen sus secuaces en pequeños grupos, pero desde
el s. IX y X no se respeto ya esta costumbre.
En tiempo del califa Hakem (1010) la Basílica se libró de la
ruina común por un hecho tan extraordinario, que en las crónicas contemporáneas
figura como milagro.
En 1099 los betlemitas invocaron a Buillón, acampado en Emaús, la defensa del
Santuario. Enseguida vino Tancre-do con 100 soldados, y al día siguiente, por
la mañana se izaba su bandera entre las aclamaciones del pueblo.
En 1187 Saladino se apodero de Belén, pero respeto el Santuario, donde en 1192
por la insistencia del obispo de Salisbury, Uberto Walter, fue restablecido el
culto latino, bajo el pago del tributo por parte de los fieles.
Después de la caída del reino latino (1291) a los canónigos regulares de S.
Agustín suceden, el ano 1347, los Franciscanos en el oficio de la Basílica.
Los itinerarios mas conocidos de la época y varios firmanes turcos, atestiguan
su posesión de la Gruta del Nacimiento además del derecho al uso y a la
manutención de la Basílica en los ss. XIV y XV. En efecto, a finales del s.
XIV, el P. Gerardo Calveti, Guardián del Monte Sión, recorría Europa para
incitar a los príncipes cristianos a proveer a la restauración del venerado
santuario.
Bajo el guardián P. Giovanni Tomacelli de Nápoles, en 1479, fue rehecha toda
la madera del techo, con otras maderas preparadas en Venecia, y transportadas
desde allí en galeras de la Republica a Jafa. Los costes fueron sostenidos por
el duque de Borgoña, Felipe el Bueno, y el plomo para el techo fue donado por
Eduardo IV de Inglaterra.
Con el s. XVI entramos en el periodo de la luchas para la posesión del
Santuario entre Franciscanos y Griegos, propiedad que pasa de unos a otros según
el favor que gozaban ante la Sublime Puerta las naciones en las cuales se
apoyaban las dos comunidades.
Durante la guerra entre el Imperio Otomano y la Republica de Venecia
(1645-1669), acabada con la expul-sión de los venecianos de la isla de Creta,
los griegos reciben la autorización para rehacer el cobertizo ya estropeado y
tornar posesión de la Gruta y de la Basílica.
En 1690 los latinos entraron de nuevo en posesión de la Gruta y en 1717 colocan
una nueva estrella de plata, en el puesto de la antigua deteriorada por el
tiempo. Este estado de cosas dura hasta 1757 cuando los griegos se apoderan de
nuevo de la Basílica y en la Gruta del altar del Nacimiento.
Los mismos griegos, el l2 de octubre de 1847 hicieron desaparecer la estrella
que desmentía sus preten-didos derechos, y sólo después de una fuerte
protesta, presentada por el embajador de Francia a la Sublime Puerta, en nombre
de las naciones latinas, un firman garantizó el "Statu quo" de los
Santuarios e impuso que la estrella fuera puesta de nuevo en su sitio en 1853. A
pesar de este firman los Franciscanos tuvieron que pagar aún con su sangre la
defensa de sus últimas propiedades.
El 25 de abril de 1873 grupos de griegos invadieron la Basílica de la
Natividad, hirieron a 8 Franciscanos, saquearon el Pesebre, estropeando los
cuadros y los tapices y robando los demás objetos.
Desde entonces, por orden de la Sublime Puerta, un soldado hacia guardia junto
al Altar del Nacimiento y las paredes fueron recubiertas de tela de amianto,
regalada por el Presidente de la Republica Francesa Mac-Mahon (1874), para
impedir nuevos intentos de incendio.
En 1917, entrando las tropas interaliadas en Palestina, se mantuvo el centinela
en la Gruta, se conservo el "Statu quo", pero esto no ha impedido que
la sangre franciscana bañara aún las piedras del Pesebre: la última vez
sucedió el 5 de enero de 1928. En la actualidad las relaciones entre las tres
Comunidades, han mejorado muchísimo y convi-ven en paz.