BETFAGÉ: "Domingo de Ramos"

                     
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Foto del ábside del Santuario de Betfagé

 

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Así como el nombre de Betania está compuesto de dos palabras: Bet=casa y Ananías = «Casa de Ananías», lo mismo Betfagé: Bet=casa y Fagé=higos = «Casa de Higos». 

Este sitio está unido al recuerdo de Betania, pues aquí se sitúa donde Jesús se encontró con Marta, que le salió al encuentro, después de 4 días de enterrar a su hermano. Su diálogo con el Maestro sublimó el dolor de la muerte, como hemos visto, o veremos. Su ánimo entristecido empezó a `resucitar' cuando se abría a la esperanza, al escuchar las palabras de Jesús: «Tu hermano resucitará». «Ya lo sé: en la resurrección de los muertos». «Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en mí, aunque haya muerto, está vivo. ¿Crees esto? «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» (Encuentro de Jesús y María. Jn 11-30. Ver lectura del Evangelio)

 

EL DOMINGO DE RAMOS
(Aquí montó Jesús en el borrico)

En los evangelios de Lc 19,29-38 y Mt 21,1-11, tal como celebramos cada Domingo de Ramos, aparece Jesús en Betfagé montando en el borrico que le conducirá, para hacer su entrada triunfal, a Jerusalén. Desde el siglo IV, cada año, la comunidad cristiana de Jerusalén, presidida por el Patriarca, conmemora el hecho con una procesión que, saliendo de este Santuario y, a través del Monte de los Olivos, llega a Jerusalén, entra por la puerta de san Esteban, hasta la Iglesia de santa Ana. Antiguamente, llegaba hasta el Santo Sepulcro.

La piedra que hay en la Iglesia, aunque de época medieval, responde a una tradición según la cual sirvió a Jesús para subir al borriquillo.

Interesantes las pinturas, las mejores del tiempo de los Cruzados. En el jardín hay tumbas judeocristianas, que son las que mejor se conservan. Constan de dos cámaras: Una con arcosoleo para el muerto, y otra con asiento para los familiares, además de la piedra redonda para la entrada.

 

 

BETFAGÉ: REPRESENTACIÓN PICTÓRICA
DE LA PROCESIÓN DE LAS PALMAS

          Repasando números de años anteriores, hay que llegar al 1985, enero-febrero, pp. 13-16, para encontrar un artículo sobre Betfagé, "De la Betfagé evangélica a la presente procesión franciscana", firmado por el P. Braulio Manzano, S.J., en el que se habla sobre el lugar y su tradición evangélica, la compra del terreno por los franciscanos a finales del siglo XIX, (1879) y la construcción de la iglesia actual (1883) indicando que en el 1954 se añadió una torre como complemento de la entrada de la iglesia y que, según el peregrino Wurzbourg, ya tenía en el siglo XII.

          Pasa después a describir la piedra cuadrangular, forma de dado con una altura de algo más de un metro y un metro y treinta de lado. Y describe las siguientes figuras, del tiempo de los cruzados, en cada una de sus caras:

          Norte: Representación del "asna" con su pollino llevado del ronzal por uno de los discípulos de Jesús. Cara Sur: Jesús resucitando a Lázaro.

          Cara Este: Gente acompañando a Jesús en su entrada triunfal.

          Cara Oeste: Se ven la figura de Jesús y las de Marta y María (Posiblemente, en el centro, borrada la cabeza, estuviera representada la de Lázaro, ya que lo que correspondería al resto del cuerpo está convertido en una hornacina). 

          El segundo artículo, firmado por el P. Agripino Cabezón, es del 1991, marzo-abril, pp. 65-75. También menciona en él la famosa piedra de la que da detalles más precisos que el P. Manzano en lo de las medidas de la misma (1.30 m. de altura por 1.13 de anchura) y se habla principalmente de las tumbas que rodean el Santuario, entre otras, la famosa no 21, -hay un plano de la ubicación de cada una de ellas- en la que se puede ver la lápida que cerraba la entrada del mismo con lo que da una idea de aquella otra de que hablan las santas mujeres cuando van muy de mañana al Sepulcro y se preguntan entre ellas - "¿Quién nos correrá la losa de la entrada del monumento?" (Mc 16,3). 

 

LO QUE FALTA POR EXPLICAR

          Nos ha llamado poderosamente la atención que en ninguno de los dos artículos, se mencione para nada la obra pictórica del artista italiano C. Vagarini quien, en los años 1954-55, representó en el ábside la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén a todo color y lo mismo los laterales del Santuario en una longitud de 11 m. en cada una de las paredes N. y S. y en 2.90 m. en cada uno de los lados de la puerta principal de ingreso sita al Oeste de Santuario.

          Se trata de diez representaciones pictóricas ejecutadas sobre la misma pared representando las escenas que especificamos por orden lógico y que numeraremos del 1-10 comenzando por la primera de la pared norte y más cercana al altar mayor, exactamente detrás de la famosa piedra medieval y terminando por la de la zona opuesta de la pared sur. Colocadas sobre un zócalo de piedra de 0.80 cm la altura de las mismas es de 1.65 m. (Queremos poner en claro, además, que el Vía Crucis representado sobre dichas pinturas es también obra de Vagarini). El color de todas estas pinturas es marrón claro y, hasta hoy, no han sufrido el deterioro del paso del tiempo; no así las representadas en la piedra cuadrangular, reparadas también por dicho artista, que sufren de nuevo hoy la invasión progresiva de la humedad y que los especialistas intentan actualmente remediar.

          Hoy, que la procesión "viva" ha sufrido una mengua de asistencia notable por razones conocidas, queremos que aparezca bien a las claras ésta otra procesión "artística" y silenciosa que tiene lugar día y noche en el interior de esta iglesia que conocemos como "El Santuario de las Palmas". 

          Una segunda razón nos ha movido a ello también: la insistente petición de peregrinos y suscritores de "Tierra Santa" que nos piden conocer dichas representaciones pictóricas que nos hablan del triunfo popular de Cristo antes de sufrir su Pasión.

           CONCLUSIÓN: Esperamos haber satisfecho el deseo de muchos de nuestros lectores y haber acompañado dignamente en este año 2005 a Aquel de quien proclamaban a voz en grito los niños (que dicen siempre la verdad) aquello de "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!"

Fr. Emilio Bárcena de la Fuente
Revista marzo-abril de 2005