El  sexo en mi vida.

Tengo la convicción profunda de que el matrimonio, institución natural, es; único, indisoluble y abierto a la vida. Es para este matrimonio para el que me guardo desde joven.

He aprendido muchas cosas sobre el sexo y su utilización, siempre me han  impresionado las afirmaciones que Ángela Ellis-Jones y Pam Stenzel hacen sobre el mismo y su relación con la juventud, con el noviazgo y con el matrimonio.

He procurado siempre cuidar las formas, también las posturas y el vestido, y cómo no, el corazón. El verdadero amor, que es el que busco, no utiliza el sexo como un fin último, sino que este está al servicio del amor.

Quiero a un hombre que me espere, que me trate con respeto, con firmeza moral, con integridad, que no haya utilizado a las mujeres como objetos"

Quiero que me ame no con palabras, sino con obras y de verdad, y con su vida entera, porque vale la pena esperar por mí. Nada hay más valioso que pudiera darme que su entrega total, que me entregue algo que no ha compartido con nadie."

No quiero ser tomada como deporte y ser abandonada; el verdadero amor sabe esperar, el sexo no es un juego, el sexo también lo tienen los perros, pero yo no quiero ese sexo, el sexo es mucho más. Sexo y amor permanente dan una plenitud única."

No quiero un hombre que me diga, te amo, demuéstrame qué me amas,  ven a mí... ¡cuidado!, el amor verdadero no hace eso, el amor verdadero respeta, el amor verdadero espera.

El sexo es más que un acto biológico para satisfacer en ocasiones unos caprichos temporales.

El acto sexual no debe de unir solo sexualmente sino también psicológica y emocionalmente.

Es una parte de uno que se comparte con otro, pero no con cualquiera ni a cualquier precio, ni de cualquier manera.

Cuando abusamos tiene un precio y yo no quiero ser el basurero de unos y otros. La duración promedio entre jóvenes que tienen sexo no es mayor de seis meses.

Decir no al sexo fuera del matrimonio jamás nos perjudica, al decir que sí se han perdido todas las garantías

Yo no quiero sexo fuera del matrimonio, no me sirve que otros lo hagan, yo quiero llegar virgen al matrimonio, para entregar entonces algo muy valioso, algo que otras personas no pueden dar, y no lo pueden dar porque lo perdieron. Y de mi futuro marido espero también eso, integridad, respeto por uno mismo, ¡claro que vale la pena esperar!

Hay niñas que desean ardientemente ser amadas, y piensan que al dar sexo obtendrían amor, y lo que logran es ser usadas.

El sexo es bueno, pero no a cualquier precio ni en cualquier momento, Si una se abre por completo a cualquier persona, si lo va a dar todo, física, emotiva y espiritualmente, debe tener una compensación que merezca la pena, y en la mayor parte de las relaciones sexuales prematrimoniales y, no digamos nada de las que ni siquiera lo son, no hay más que una satisfacción corta y transitoria que luego, y sobre todo, en la mujer, no deja más que acritud, amargura y, al fin, lloro.

Hay que saber decir que no, hay que establecer límites en una relación que no es definitiva.

Hay niñas que dan sexo para recibir amor, palabras amorosas y vínculo emocional, y los chicos dan amor, en muchas ocasiones adulterado, para recibir sexo, y queda después de esto en la chica un vacío por no recibir lo que esperaba, mientras que el chico que recibió lo que esperaba está listo de nuevo para la siguiente.

Hay que tener en cuenta que nueve de cada diez veces en una relación sexual la presión viene establecida por el hombre.

El sexo seguro sólo se da en el matrimonio estable, donde hombre y mujer permanecen fieles, como entrega y muestra de su amor.

Las relaciones sexuales fuera de matrimonio tienen consecuencias en muchos casos irreparables.

No conozco ningún chico que quiera enamorarse de una chica que ha sido manoseada por otros.

Si se pregunta a un chico o a una chica sobre su preferencia sobre el estado de su futura pareja ante el matrimonio, dirá sin género de dudas, que la prefiere virgen.
 
La única libertad sexual que yo he deseado siempre es la de estar felizmente casada.

Desde mi adolescencia sabía que había de guardarme para el matrimonio.

La castidad antes del matrimonio es una cuestión de integridad.

Para mí, el verdadero sentido del acto sexual consiste en ser el supremo don de amor que pueden darse mutuamente un hombre y una mujer.

Cuanto más a la ligera entregue uno su propio cuerpo, tanto menor valor tendrá el sexo.

Quien de verdad ama a una persona, quiere casarse con ella.

Cuando dos personas tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio no se tratan una a otra con total respeto.

Una relación física sin matrimonio es necesariamente provisional: induce a pensar que aún está por llegar alguien “mejor”.

Me valoro demasiado para permitir que un hombre me trate de esa manera.

El sexo frívolo en la vida de los jóvenes produce un caos.

Cuando se separa matrimonio y sexo, se difumina la diferencia entre estar casado o no estarlo, y se devalúa el matrimonio mismo.

Por supuesto, prefiero casarme con un hombre que tuviera un concepto de las mujeres bastante elevado para guardarse íntegro para su esposa. Me sería mucho más fácil confiar en un hombre así.