Ser feliz

Desear la felicidad, es la gran aventura de todas las personas; caminos habrá varios, si lo consiguen o no, no lo sé, yo sólo sé el mío, el que me enseñaron, el que he seguido, creo yo que es el mejor, ¿habrá otro de verdad que también llegue a esa meta? Lo dudo, aunque posible.

Como siempre he tenido mentalidad de ciencias, voy a tratar de esquematizar aquello por lo que he luchado, he seguido, he ganado:

Los acontecimientos queridos por Dios siempre me conducirán al bien, a la belleza, a la felicidad.

Los acontecimientos no queridos por Dios pero consentidos, que los cometemos abusando de la libertad que Dios nos ha dado, (libertad imprescindible para poder amar, libertad con la que Dios nos ha creado precisamente para poderle amar, para amarle si queremos), como pueden afectar  a dos personas; al que realiza el acto y al que lo sufre, lo veremos separado:

a) La persona pasiva que sufre el acontecimiento, sea este de cualquier tipo, será siempre para su bien. Otra cosa distinta es que en ocasiones no se vea a primera vista.

b) Y la persona que comete ese acto, no deseado por Dios, aunque si consentido, sí se arrepiente y pide perdón, también le conducirá al bien. Yo por eso estoy tranquila, yo tengo capacidad de arrepentimiento. Pido perdón y a empezar de nuevo.

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 Sin olvidar los medios tradicionales de; la oración, los sacramentos, el cuidado de las cosas pequeñas, la alegría y el amor al Papa y a la Virgen.

Claro que nada valdría sin la caridad; en verdad si amamos a Dios y al prójimo de verdad, todo el esfuerzo anterior sobraría, ya que con caridad auténtica todo lo anterior se nos viene dado y la felicidad estaría implícita. Busquemos el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se nos dará por añadidura.