Querida María:
Muchas veces me ha venido a la memoria los sentimientos que experimento o que puedo experimentar, sobre esta separación transitoria a la que estamos sujetos.
Sé que me dirás, sentimientos experimentarás, pero no de tristeza, si es eso a lo que te refieres.
Cómo vas a estar triste.
Cuál es el motivo que te induzca a la tristeza.
Tu alegría debe de ser grande y tienes que pensar:
María, es feliz, felicísima.
En su concepción, en su nacimiento, durante su vida terrena, que pensé, que deseé, sino que fuera feliz.
¿Es que me voy a contradecir?
Si deseé su felicidad, su felicidad plena, sin contratiempos, sin altibajos, sin tristezas, sin aburrimientos, sin disgustos, sin mediocridades, sin enfados, y que es ahora, sino muy feliz.
Cómo voy a estar triste.
Elige el mejor momento para cada persona, Él que lo ve todo.
Además, si has llegado la primera a la meta ¿Qué hubiera querido sujetarte para que no hubieras llegado, y siguieras con nosotros en la carrera con riesgo de no llegar?
Gracias Dios mío, por que Tú que nos quieres y la quieres, has elegido el mejor momento para llevarte al cielo a María, gracias por elegir este momento Señor, que sé que es el mejor.
Nada sufrió, todo fue rápido, la Virgen la acompañó a tu presencia,
Para gozar para siempre del cielo, hasta nuestro reencuentro definitivo.
Gracias a ti Señor, gracias a ti.