Qué representa la Virgen María en mi vida.

Para el que no sepa quien es la Virgen María, sería lógico  reflexionar  sobre quién es la  Virgen y lo  que supone en la cristiandad, para luego decir lo que representa en mi vida. Pero prefiero hacer la exposición al revés, pensando que quien lea esto, si que sabrá algo sobre María.

Mi vida con la Virgen.

Me levanto al sonar el despertador con la prontitud del rayo, para de rodillas, recitar ese ofrecimiento de obras que mi madre me enseñó siendo niña. Oh señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Vos, y..., después rezo esa oración maravillosa: Acordaos oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir, que ni uno  de los que han acudido a vuestra protección...

¿Qué representan estas dos oraciones para mí? pues muy sencillo, que me pongo en manos de la Virgen, que a ella me ofrezco y encomiendo mi día, pues soy toda de Ella, le pido que me guarde y proteja a lo largo del día que inicia, casi le exijo su protección cuando le digo que nadie de los que han acudido a su cuidado ha sido desamparado.

Pero este inicio del día no queda en el olvido, no hay habitación de mi casa, -mis padres siempre lo han hecho-  donde no tenga una imagen de la Virgen a la que mirar, pidiéndole cariño y protección, claro que también le digo que la quiero y que me ayude a querer también a sus otros hijos del mundo, mis hermanos, eso le pido al salir a la calle  y despedirme de ella sobre la imagen de estilo cuzqueño que está sobre el arcón en el hall de mi casa. Y una imagen de la Virgen sobre mi mesa de estudio y trabajo, para que me recuerde que desde el cielo me guía y con la que puedo conversar.

y ¿por qué conversar con Ella? Porque la Virgen me lleva a Cristo, y me dice como en la bodas de Caná, haz lo que El te diga. Porque la Virgen cuidó de  Jesús cuando este lo necesitaba. Porque la Virgen estuvo al pie de la Cruz, y podemos ser corredentores con Ella en el sufrimiento. Y, en fin,  por otras muchas cosas más que irán saliendo en esta o en otras páginas.

Y al mediodía, un alto, son las doce. Es el momento del Ángelus; todavía recuerda mi padre cuando en Huici, un pueblecito de Navarra, los pelotaris, ante el toque de las campanas anunciando el mediodía,  hacían un parón en la partida para rezar todos el ángelus, y eso mismo hacían los campesinos que desde el campo de labor las oían. El Ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios te salve María,... He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según Tu palabra. Dios te salve,... El Hijo de Dios se hizo Hombre. Y habitó entre nosotros. Dios te salve,...

Y cómo no, el rosario, el Santo Rosario, una contemplación de los misterios, un entretenerse en la vida de nuestra Señora, en la de Jesús y en la de José. Costumbre mariana por excelencia que rezan viejos y jóvenes, mujeres y hombres, sanos y enfermos, muy creyentes y poco creyentes, yo lo he visto rezar de muchas maneras y a muchas horas, para agradecer, para pedir, para gozar. Siempre me ha costado pero lo he rezado con ilusión, y lo he procurado rezar todos los días.

Con el final del día,  tres avemarías y un hasta mañana, Madre mía te quiero, cuida mi sueño. Pero si alguna preocupación perturbaba mi sueño, mis oraciones preferidas para esos momentos siempre han sido: Consoladora de los afligidos y Auxilio de los cristianos, una vez, otra vez, y más veces, tantas que no dejaba de decirlas hasta que me dormía.

Pero, ¿y a lo largo del día?, jaculatorias, el día hay que llenarlo de piropos a la Virgen; ¡qué son sino las jaculatorios, más que frases ardientes y cariñosas a la Madre de Jesús y Madre Nuestra! Madre de los Cristianos, Puerta del Cielo, Refugio de los pecadores, Madre del Amor Hermoso, Madre del Buen Consejo, Virgen Poderosa, Trono de la Sabiduría, Reina de la Familia, Reina de la Paz, Madre cuida a tus hijos, Santa María guíanos por el camino seguro, y tantas cosa más. Ante la tentación, ante las buenas noticias, ante la pereza, ante la soberbia, ante las dudas de fe, agradeciendo por la familia que tengo, ante el cansancio en el estudio, ante el dolor,...

Pero falta mi cartera y mi corazón. Sobre mi cartera tengo una imagen de la Virgen, para que al sacar dinero  vea si es un gasto necesario o conveniente el que voy a realizar, sea  para mí o para los demás. No sea que fuese un derroche o capricho mío. Y en el corazón la imposición del escapulario de la Virgen del Carmen.

Esta manera de tratar a la Virgen, hace que mi vida interior sea más rica, sin Ella mi vida era más monótona, pensaba más en mis cosas, en mis problemas y menos en los de los demás. Este trato con María me lleva a Dios más fácilmente, que en último extremo es precisamente lo importante, lo único importante, Dios. Porque no es que trate sólo con la Virgen, mi trato es principalmente con Dios Padre, con  Dios Hijo Jesucristo y con Dios  Espíritu Santo, aunque lo reconozco con este último bastante menos, pero sé que es igual de importante. Bueno, me esforzaré más. En algunas cosas mías también pienso, pero procuro que sea lo imprescindible.

Hay dos situaciones en mi vida que me llevan más a Ella; en las tentaciones fuertes y en la tristeza; en ambos casos, lógicamente, lo mejor es, ir al sagrario, pero en la mayor parte de los casos no está a mano una Iglesia, o no está abierta,  es entonces cuando  voy a la Virgen, en Ella me refugio, Ella me consuela, allí  estoy charlando con Ella hasta que se me pasa, y se me pasa siempre. Pero hay que perseverar, es entonces cuando se ve claramente lo de: " jamás se ha oído decir que ni uno sólo de los que han acudido a la protección de María haya sido desamparado".

Mi gran preocupación es dejar a la Virgen, por eso repito muchas veces esta jaculatoria: Madre, no dejes que te deje. Sé que recurriendo a la Virgen todo se arregla, pero tengo que recurrir siempre, no sólo cuando me acuerdo, o cuando tenga ganas, sino siempre. Por eso, lo verdaderamente triste es que, sabiendo un cristiano lo que la Virgen es, y lo qué representa en nuestras vidas, no recurramos a Ella,  en todo momento, de ahí lo de: Madre no dejes que te deje.

¿Qué me da la Virgen?

Los protestantes se escandalizan porque no saben. La Virgen es una persona de carne y hueso como nosotros, pero que ha sido la Madre de Jesús, y como Jesús es Dios, también la Virgen es Madre de Dios, y Madre mía, pues Jesús al pie de la cruz se la entregó a Juan como Madre suya y en su nombre como Madre de toda la humanidad. Ella es el camino para llegar a Jesús, y todo lo que digo en relación a Ella, lo digo de Cristo. Con esto lo que quiero decir es que la Virgen es una mediadora entre nosotros y Jesús, como Jesús lo es entre nosotros y el Padre. La Virgen no hace ningún milagro por Ella misma, no puede, pero sí que intercede por nosotros ante su Hijo.

En ese sentido, la Virgen es para mí el refugio de mis lágrimas, la ilusión de mi vida, mi consuelo antes los decaimientos, faro que ilumina mi camino, mi soporte ante  el esfuerzo, la perseverancia en mi estudio, la fuerza para vencer las tentaciones, y junto a Ella y al pie de la Cruz corredimimos con el sacrificio de Cristo por los pecados míos y de toda la humanidad.

Cuando todo lo veo oscuro y quiero apartarme de Ti, Madre de todas mis penas oblígame a decir “Si”

Hay una oración compuesta por san Bernardo, que refleja una parte importante de lo que la Virgen es para el cristiano, no me resisto a escribirla, porque también eso es para mí:

De la Virgen, mi Madre, espero que el día de mi muerte, cogido de su mano me lleve al cielo.

¿Que me exige la Virgen?

Pero no puedo ser una hija egoísta, y sólo utilizar  a mi Madre, la Virgen, para mi conveniencia, Ella me pide muchas cosas, en primer lugar que haga lo que Jesús dice, ya esto sería bastante, pues Ella no me pide otra cosa, que haga la voluntad de su Hijo. ¿Y cual es la voluntad de Jesús? Que se cumpla la voluntad del Padre. Que cumpla los mandamientos, pero, por encima, está la caridad, que es el primer mandamiento. Deberé amar a Dios por encima de todo y al prójimo por Dios. Este será el programa para mi vida.

¿Quién es la Virgen María?

La Virgen María es la persona humana en la que Dios se fijó para ser la madre del redentor del mundo, ella aplastaría la cabeza de la serpiente se lee en el Génesis, por ella entró la salvación del hombre, ella con su obediencia a Dios hizo posible nuestra redención.

En el capítulo primero de Lucas se dice -no de manera literal- que Dios envío el ángel Gabriel a una virgen, María era su nombre, diciendo: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo. María, dice la escritura, se quedó perpleja pero el ángel insistió:
No tengas miedo María; porque has encontrado gracia a los ojos de Dios.
Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús.
Será grande e Hijo del Altísimo, reinará para siempre y su reino no tendrá fin.
El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te envolverá como una nube.
Por eso, el Hijo, en ti engendrado, será santo, será hijo de Dios.
Porque para Dios no hay nada imposible.
María contestó: He aquí la esclava del Señor, que se cumpla en mí su palabra.

Hay una primera apreciación importante, Dios se fija en una mujer para que sea la madre de Jesús, está claro que es la mujer cuya virtud y hermosura es inigualable, además de ser esto lógico lo demuestra el hecho de que las dos cosas primeras  que hace la Virgen son:  primero, una obediencia a Dios incondicional fruto de su amor a Él, primer mandamiento, y segundo, un acto de caridad, segundo mandamiento,  al prestar un servicio a su prima Isabel.

Además dice Lucas que fue a toda prisa a  la montaña, detalle de amor al prójimo incondicional. Al recibirle Isabel, le dice entre otras cosas: ¡Bendita tú entre todas las mujeres y bendito  el fruto de tu vientre!  María entona un cántico de alabanza a Dios diciendo: Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios, mi salvador. Porque ha puesto sus ojos en la pequeñez de su esclava, ... Después de prestar ese servicio, y una vez que naciera Juan el Bautista, José y María regresarían a Nazaret.

Al ir  José con María a  Belén de Judá, para empadronarse, tiene lugar el nacimiento de Jesús, y  no hay sitio para ellos ni en la posada; da a luz en una cueva para el ganado. Le visitan pastores y reyes, y tiene que huir a Egipto pues Herodes quiere matar al niño. Muerto Herodes, regresan a Nazaret. María y José son obedientes a los planes de Dios, viven humildemente con el fruto de su trabajo. María guardaba todas esta cosas en su corazón.

Pocas intervenciones tiene la Virgen en la vida pública de Jesús, que sean conocidas: en las bodas de Caná cuando se interesó por los novios y dijo a la gente que hicieran lo que Jesús decía, y al pie de la Cruz, corredimiendo, allí nos fue dada como Madre a todos los hombres. Cuál no sería su dolor al ver clavado en la cruz, sufriendo, al hijo de sus entrañas. Perdóname y perdónanos, Madre mía, pues el motivo de tal sufrimiento han sido mis pecados y los de toda la humanidad.

La Virgen María, Inmaculada Concepción, Virgen antes del parto, en el parto y después del parto, ha sido Asunta al cielo de cuerpo y alma, después de la muerte, resurrección y ascensión al cielo de Nuestro Señor Jesucristo. Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, más que Ella, sólo Dios.