Transcribo las palabras que se dijeron en el funeral que por María, celebró el día 4 de octubre en la Iglesia del Señor San José de Sevilla.

Monición de entrada: Queridos hermanos, llenos de agradecimiento por la luz que nos proporciona el don de la Fe, vamos a celebrar la Santa Misa, la renovación incruenta del Santo Sacrificio del Calvario, por el eterno gozo y descanso de la joven María, a quien nuestro Padre Dios quiso llamar para tenerla consigo el pasado 2 de octubre, día de los Ángeles Custodios y aniversario de la Fundación del Opus Dei.

Homilía: Muy queridos todos, y en especial muy queridos Ernesto y Mari Cruz, padres de María, y hermanos y hermanas de María: querría comenzar esta homilía con una cita del Beato Josemaría, que sin duda conocía vuestra hija, y que a vosotros os resulta muy familiar. "Pienso que a través de ella a todos nos habla Dios, pero de un modo especial a vosotros, a quien tanto esta amando en estos momentos nuestro Padre del cielo. Son palabras de Amigos de Dios. Piensa -nos dice el Beato Josemaría- que Dios te quiere contento y que, si tu pones de tu parte lo que puedes, serás feliz, muy feliz, felicísimo, aunque en ningún momento te falte la Cruz. Pero esa Cruz ya no es un patíbulo, sino el trono desde el que reina Cristo. Y a su lado, su Madre, Madre nuestra también. La Virgen Santa te alcanzará la fortaleza que necesitas para marchar con decisión tras los pasos de su Hijo".

Es muy cierto que el dolor y la muerte, aquí en la tierra, nunca desvelan de modo pleno su misterio. Y no son pocos, hombres y mujeres, los que se desconciertan y sobrecogen ante los interrogantes profundos que les encaran estas dos duras realidades. Les resulta imposible conciliarlos con el ansía de felicidad, con el ansía de verdadero amor, que laten fuerte dentro de todos nosotros. Incluso hay circunstancias, podría ser el caso de nuestra querida María, en las que la oscuridad parece adensarse en el horizonte de nuestras almas. ¡Que pobre resulta entonces nuestra sola inteligencia! ¡Que insuficientes los argumentos humanos! ¡Que hondo desvalimiento se apodera en esos momentos de todo nuestro ser!

Sin embargo no lo dudemos -como gracias a Dios no lo dudamos al menos la inmensa mayoría de los aquí presentes-, es en esos momentos cuando llega la verdadera "hora de la fe" ¡es la hora de la Fe!...Por supuesto que es la hora de la fe, a menos que nos resignemos a transitar por la vida como por un túnel.

Pero cuando nuestras pobres luces humanas parecen eclipsarse sin remedio, cuando de modo más rotundo se oye en nuestra alma el "¡que no te entiendo Dios mío!" es cuando con más ímpetu los resplandores divinos quieren inundarnos con la gran claridad, la claridad que nos hace patente que estamos caminando sobre las huellas de Jesucristo..., abrazándonos a su Cruz Salvadora..., amando con la fuerza de su corazón amabilísimo.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré, acabamos de oír. Y es que Jesucristo, con su vida, Pasión, Muerte y Resurrección, es la gran respuesta que nos ofrece nuestra Santa Madre la Iglesia ante los verdades interrogantes para saciar nuestra hambre de verdad...

Padres, hermanos, familiares y amigos de María, miremos sinceramente a Cristo, dejemos que nos hable con sus palabra eternas dentro de nuestro corazón, y no dudemos que, con María físicamente entre nosotros, nos quería contentos ; y ahora después de su llegada a nuestra Patria definitiva, sigue queriéndonos felices felicísimos, aunque tengamos el corazón roto.

Permitidme que os recuerde unas palabras que en más de una ocasión alimentaron la oración de María, y os hablo con conocimiento de causa. Son las palabras del nº 739 de Camino: No tengas miedo a la muerte. -Acéptala desde ahora ,generosamente..,cuando Dios quiera..,como Dios quiera.., donde Dios quiera. No lo dudes: vendrá en el tiempo, en el lugar y en el modo que más convenga.., enviada por tu Padre-Dios: ¡Bienvenida sea nuestra hermana la muerte!

Son palabras profundamente cristianas, pero es que María era una mujer profundamente cristiana en el planteamiento de su vida, y es nuestra vida la que mejor nos habla de nuestra muerte.

Pienso que es una grata obligación deciros , a sus padres no les descubro nada nuevo, que María tenía una conciencia muy viva de su filiación divina, con una convicción radical respecto a la verdad de esa ternura de Padre que siente Dios por sus hijos, y que acabamos de recordar en el salmo responsorial. María tenía una aspiración esencial: decir si a la voluntad de su Padre Dios, a ese proyecto divino que intuía se haría realidad en plena calle y a través de su profesión y en su momento de un matrimonio amoroso y abnegado. No en vano, en su hogar, había aprendido muy bien lo que era una verdadera familia, una familia cristiana , y deseaba con vehemencia, acumular un patrimonio verdadero, de virtudes, a la espera de la clarificación de los designios de Dios. Si bien con la discreción que siempre la caracterizó, y con ese toque de timidez que no le gustaba y que sospecho era uno de sus encantos, María estaba profundamente embebida del amor a Jesucristo que había aprendido de los labios y del ejemplo de sus padres, y en los colegios a los que estos le habían llevado.

Un amor al Señor joven, alegre, consistente, nada aparatoso, un amor que no perdía de vista jamás ni la frecuencia de sacramentos , ni la presencia de Señor en el Sagrario, ni tantos detalles de ese cariño que es la verdadera presencia de Dios. Sin afán de tocar ninguna veta puramente sensible, os pudo decir que en ocasiones rezaba el Santo Rosario en sus desplazamientos en moto, moto que conducía de maravilla, quede todo claro.

María tenía una pena, que yo calificaba de interesante : se lamentaba de no influir cristianamente más en la vida de sus amigas y amigos, convencida de que la amistad no era solo estar con los demás. Esa "pena" le llevaba a rezar más por esas amigas y amigos. Y es bueno que los que estéis aquí presentes toméis buena nota, pues desde el Cielo se puede mucho cuando los corazones se abren de verdad a Dios.

¿Entendamos pues por que aun en medio del dolor, el Señor nos está pidiendo que abramos nuestros corazones a una alegría nueva a la Alegría con mayúscula ? El libro de la sabiduría nos habla de los justos que madurando en pocos años, llenaron mucho tiempo, y de como el Señor los quiso junto a El por que ya eran dignos de El, por que era la hora de su Cielo, por que en ellos la obra divina había alcanzado su perfección, y donde nosotros solo veíamos a una buena hija, a una buena amiga, Dios Padre veía el rostro de su Hijo a punto de plenitud.

Es claro que debemos rezar por María , es una obligación de gratitud por que solo Dios sabe lo que hizo en esa alma joven y a través de ella, y de modo especial al pedirle su vida joven y llena de amor a la vida, como corresponde a un buen cristiano. Pero bien podemos encomendarnos a ella , que ya sabe cual es el camino del Cielo, en especial todos los que la conocimos de cerca , y de modo aun más especial vosotros sus padres y hermanos.

Padres y hermanos que bien orgullosos podéis estar, con un orgullo santo, grato a Dios, pues María no es ya un proyecto, es una obra de arte bien acabada, una de las estrellas verdaderas para guiar nuestra época. Yo os doy las gracias en nombre de todos, porque así es como los padres deben amar a Dios y a sus hijos y a la Iglesia.