Familia

Como voy a comentar cosas sobre la familia, no es extraño que  sobre el puntero se vean como estrellas girando y acompañando el movimiento, diría que más bien son ángeles que acompañan a la familia.

De la familia se pueden decir muchas  cosas, pero me quiero  limitar en este momento a lo que está más atacado en los medios de comunicación e incluso por algunos partidos políticos. El matrimonio y la familia.

Quiero romper una lanza en defensa del matrimonio y de la familia, del matrimonio y  de la  familia de siempre, la de nuestros padres, la nuestra, la que queremos para nuestros hijos.

No hay orden en lo expuesto, pero sí una línea común: Familia, Matrimonio e hijos.

Familia

La familia es la célula primera y vital de la sociedad. La familia saca a cada hombre  y mujer del anonimato y los hace conscientes de su dignidad personal, enriqueciéndoles  como nadie más puede hacerlo. Los esposos, deberán de cultivar en sus casas los valores de ternura, compasión, paciencia y comprensión; estos valores serán inculcados y alimentados en los hijos que hayan nacido de ese amor matrimonial.

La ley de Dios, que debe gobernar la vida familiar y conyugal, es el único camino de la vida y de la paz. La familia es la única comunidad en la que todo hombre es amado por sí mismo, por lo que es y no por lo que tiene. La norma fundamental de la comunidad conyugal no es la de la propia utilidad y del propio placer. El otro no es querido por la utilidad o placer que pueda procurar: es querido en sí mismo y por sí mismo.

La familia es la comunidad humana fundamental; constituye la primera célula vital de toda sociedad. Por eso la fuerza y la vitalidad de un país, será tan grande, como la fuerza y la vitalidad de sus familias. La familia es comunidad de amor: el amor conyugal, de un hombre y una mujer, une a los esposos y es procreador de vida nueva; es reflejo del amor divino, y amor comunicado entre sí.

La familia procede de Dios, Fue el Creador quien dispuso el pacto de amor del hombre y la mujer. El bendijo su amor e hizo que se convirtiera en fuente de ayuda mutua. El  lo  hizo fructífero y estableció que fuera permanente hasta la muerte. En el plan del Creador la familia es una comunidad de personas. El marido y la mujer deben tratarse mutuamente con el mayor respeto. Los padres respetarán la personalidad de los hijos, y estos tendrán hacia sus padres un respeto obediente. Todos los miembros de la familia deben ser aceptados y respetados, de modo especial los ancianos y enfermos.

 

Matrimonio

El Matrimonio es una comunión de amor indisoluble. Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble unidad. Por ello cualquier ataque a la indisolubilidad conyugal, va en contra de la dignidad y la verdad del amor conyugal.

La unión que hace de los dos uno no puede ser rota por ninguna autoridad humana; se halla permanentemente al servicio de los hijos y de los mismos esposos. Por eso el amor entre un hombre y una mujer en el matrimonio es un amor que es a la vez fiel y fecundo.

El Matrimonio es una comunidad de amor indisoluble ordenado a la vida. Existe una relación inquebrantable entre el amor conyugal y la transmisión de la vida, todo acto conyugal debe permanecer abierto a la transmisión de la vida.

El sentido más profundo del respeto es la fidelidad. El respeto significa aceptación mutua, confianza y vinculación, paciencia y perdón, las dificultades personales nunca justificarán la falta de amor. Maridos y mujeres, deben amarse uno a otro, sacrificarse el uno por el otro y por los hijos.

Los esposos han prometido comunicarse cuanto son y cuanto tienen. ¡es el contrato más audaz que puede existir, y asimismo el más maravilloso! Los esposos son manantial de luz y fuerza para la realización cotidiana de la vocación conyugal y familiar en beneficio de los mismos esposos, de sus hijo y de la sociedad en la que viven.

La unión entre los esposos: hombre y mujer, es unión de cuerpos, caracteres, corazones, inteligencias, voluntades  y de  almas.

Hijos

La vida humana debe ser preciada porque es un don de Dios; y cuando Dios da la vida es para siempre. Todo aquel que intente destruir la vida humana  en el seno materno, no solamente viola la sacralidad de un ser humano que vive, crece y se desarrolla, oponiéndose así a Dios, sino que también ataca a toda la sociedad minando el respeto por la vida humana.

Los padres, puesto que han dado la vida a los hijos, están gravemente obligados a la educación de la prole, y, por tanto, ellos son los primeros y obligados educadores. este deber de la educación familiar es tan trascendente que, cuando falta, difícilmente puede suplirse.

Amor y sacrificio por los hijos, ¿quien lo duda? si son la continuidad de la vida. El amor del marido y la mujer debe estar abierto a una nueva vida, porque es su propia vida la que se transmite, ¿como no amarles? Este amor quiere decir que no hay lugar para el egoísmo, para la mentira, la mezquindad, el odio, la discriminación, la violencia, en este mundo. Cada niño de esta tierra tiene la misma dignidad: independientemente de si es sano, enfermo o impedido, de si es niño o niña, de si es fuerte o débil.

Estos pensamientos, para algunos,  y doctrina para otros, son en su mayor parte  palabras de un hombre de nuestro tiempo de prestigio universal, son palabras  de Juan Pablo II.