Derechos de los niños.

 

Querida María; sabes que estamos de enhorabuena, Macarena y Juan Pedro están esperando su primer hijo, cuando les llamamos por teléfono el otro día, al mes de casarse, llorando estaban de emoción, alegría y agradecimiento, por el niño que esperaban. Esto me ha recordado, que en estos días, se está tratando de los derechos de los pequeños.
 

De los derechos de los niños se ha hablado mucho. Hablar y hablar, incluso se han escrito numerosas normas, redactado leyes, grandes manifiestos de la ONU, de la UNESCO,de ONGS, etc. Propaganda y más propaganda. De partidos políticos no quiero ni hablar, cuantos hay que dicen defender a los niños, pero ¿los defienden de verdad? O no son más que palabras y más palabras para su propaganda electoral. 

 

He leído y oído varias listas en las que se enumeran muchos derechos de los niños, pero la mayor parte de las veces son falsas, en el sentido que, toda lista de derechos, debe de principiar por los más fundamentales.

Podría relacionar unos cuantos derechos de la infancia, pero antes de enumerar ninguno, quiero indicar los dos derechos más importantes que deben tener los niños, todo niño, cualquier niño del mundo; derecho a la vida y derecho a la felicidad; porque ¿de qué me sirve el derecho al alimento si no he nacido?; ¿de que me sirve el derecho a la educación si no soy feliz?

 

Derecho a la vida y derecho a la felicidad; no quiero ser dogmático, quiero ser comprensivo con pareceres distintos al mío, pero no conozco otros derechos más importantes que estos dos.

 

Derecho a la vida.

 

Toda criatura concebida, su primer derecho y más fundamental es el derecho a vivir. No hay otro más importante.¿ De qué me sirve una lista numerosísima de derechos, elaborada por organismos internacionales, si no llego a vivir porque me matan en el seno materno, en el quirófano de un mal llamado hospital, o en las pruebas de investigación y otras que realizan con mi persona en laboratorios que se llaman así mismos progresistas?

Se dicen muchas cosas para justificar estos crímenes; en primer lugar se le cambia el nombre, en lugar de hablar de un aborto criminal, le llaman interrupción voluntaria del embarazo o cualquier otro eufemismo.

Además para no herir sensibilidades, dicen que lo que hay en el vientre de la madre, en el congelador o en los matraces de los laboratorios, no son personas, que solo es química. Que solo son personas cuando nacen o cuando tienen tres meses, etc.

Dan argumentos de todo tipo, siempre me han parecido falsos; hablan de una actuación responsable de los padres, porque ya tienen dos hijos, dicen que lo que está en la madre, es de la madre y ella puede hacer lo que quiera con su cuerpo, etc. 

La vida humana comienza desde el primer momento de la concepción, claro está que no es que lo diga yo, ilustres doctores manifiestan con demostraciones claras que desde el primer momento la criatura concebida posee todas las cualidades, propiedades y características de la nueva persona, la mujer después de la concepción no hace más que proporcionarle el sustento necesario para vivir, pero lo ya concebido posee en potencia todo lo que le caracteriza como persona humana.

Con lo expuesto no quiero decir que el hombre y la mujer, los laboratorios, las instituciones, etc., no tienen derechos. No, lo que digo es que, el derecho del niño nacido y por nacer, está por encima de los derechos de los demás. Cuando hay contraposición de intereses, el del niño es el primero porque es más débil. Sí a la vida, no al aborto criminal egoísta. Creo que no hay derecho mayor para el niño que la vida.

 

Derecho a la felicidad.

 

Después del derecho a la vida, como primero y más fundamental, viene el derecho ala felicidad. De estos dos, a mi juicio, penden todos los demás.

Derecho a la felicidad, que palabra tan misteriosa. ¿Cómo va a ser feliz una persona si no lo ha sido en su niñez? Dicen los sociólogos, psiquiatras, psicólogos, educadores, etc., que la importancia de la felicidad de un niño, para su vida futura, es fundamental.

Y ahora pregunto; ¿Cuándo un niño es feliz? ¿Cuando tiene muchos juguetes? ¿Cuando tiene una buena cama? ¿Cuando tiene una TV en su cuarto? ¿Cuando le visten muy bien? ¿Cuando le llevan al club deportivo para aprender a nadar? ¿Cuando...? Creo que se puede afirmar que no.

¿Cuándo  es un niño feliz entonces? Cuando le quieren sus padres y cuando ve que sus padres se quieren, este binomio es fundamental. Si sus padres se quieren y le quieren, está cimentado el futuro feliz del niño. Otras cosas son también convenientes, por descontado, pero si no hay estas dos cosas que en todo hogar debe  haber, es imposible su felicidad, aunque todas las demás cosas se den.

Con esto quiero demostrar que un hombre y una mujer, que han traído un hijo al mundo, tienen un compromiso con él, hacerle feliz, por ello deberán quererse y respetarse. Hacer de su hogar un lugar  alegre, donde reine la armonía y el cariño. Este es un compromiso adquirido, que nunca deben olvidar.

Una vez unidos en una vida común, sea el matrimonio civil, religioso, o el que sea, la obligación de hacer feliz al hijo engendrado es para siempre, no un año, dos o tres, sino siempre. Esta es su primera obligación, después está lógicamente e inseparable de ella, hacer feliz a la persona con la que se ha unido en ese proyecto común de dar la vida a un ser. 

 

Resumo todo afirmando que, antes de hablar de los derechos de los niños de manera frívola, es preciso hablar de los dos derechos más importantes de los niños que son:

 

EL DERECHO A LA VIDA Y A LA FELICIDAD

 

Después vendrán los demás, que son también importantes, muy importantes. En otra ocasión los trataré. Pero ahora lo que quiero afirmar es que estos derechos, los más fundamentales de los niños, obliga en conciencia a:

 

Estar a favor de la vida y por tanto en contra del aborto criminal, de cualquier clase de aborto, sea el que sea el motivo que se exponga.

Estar a favor de la estabilidad matrimonial, sea la que sea la unión de la que estamos hablando, unión de un único hombre con una única mujer, para siempre, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas, en la prosperidad y en la escasez. Hasta que la muerte los separe.