Desde la TIERRA al CIELOCarta del Aitona a María, junio del año 1997

Inolvidable María:

Hoy me place dialogar contigo, a través de estas líneas, como testimonio de que perduras en nuestro recuerdo. Te marchaste en aquel aciago día, porque así estaba escrito; y desde entonces una larga pesadumbre gravita en nuestro entorno familiar, aunque nos alivie La certeza de saber que Dios quiso llevarte al cielo que te tenía reservado.

Tu trayectoria vital se desarrolló en el marco plácido y ordenado, que emanaba de tu temperamento, sosegado y responsable. Eras afectuosa –sin halagos- y amante de tu familia, ... Te integraste en el ámbito de las enseñanzas superiores con la disciplina y la voluntad que fueron tu norma de conducta, sin mengua de tus deberes familiares y de la formación cristiana que te habían inculcado.

Sobre tu mesa de trabajo nunca faltó la presencia enriquecedora del crucifijo, que te ayudaba a superar el esfuerzo, la monotonía, el desánimo, porque conocía el valor del sacrificio escondido y silencioso ...

He ahí tu trayectoria. Nos diste ejemplo de sencillez y laboriosidad, imitando al Hijo del carpintero de Nazaret; acompañaste a Cristo en el Calvario; lloraste sobre tu mesa de estudio como lo hizo la Virgen al pie de la Cruz.

... en aquel día que fuiste arrollada, de seguro que no te faltó en aquel trance la asistencia de la Madre Consoladora que te llevó a la presencia del Señor.

Gracias, María, por tu ejemplo. Intercede ante Dios por todos nosotros.
 

 
  
Está estampa se la envió María a sus Aitonas, posiblemente desde Roma 
Bajo el fondo  "Para que recéis por el Papa " se ve escrito por María  -Virgen te quiero-