¿De dónde
vengo?
Me analizo
una vez crecida y observo alrededor mío. Me doy cuenta de que yo también he
nacido, crezco y moriré como todo el mundo. Que sin hacer yo nada, se ha
desarrollado en mí: la inteligencia, la voluntad, etc.
Entonces
pienso ¿cuál es la razón de mi existir? ¿De dónde vengo y a dónde voy? si es
que voy a algún sitio. ¿Cómo se formo el universo que observo?
Veo
mi persona, mis padres, familiares, veo el amor, mejor lo noto, veo todo lo que
me rodea, la muerte, la naturaleza, el funcionamiento y perfección de la misma,
veo la enfermedad, el dolor, las guerras, las injusticias...
Pienso
y pienso, deberé de saber algo más, porque mi actuación no puede ser
arbitraria, deberá depender de mis conclusiones, estas por tanto tienen que ser
importantes para mí, no puedo continuar viviendo sin tomar una determinación.
Da
la impresión cierta de que sólo se ven dos posibilidades: ¿Es la materia la
única causante de todo lo que existe? ¿Hay un ser superior que crea el universo
y todo cuanto contiene?
Voy
a empezar por la primera posibilidad. Si sólo somos materia y esta es la que se
ha organizado sola, saco las siguientes conclusiones:
- No hay ninguna
razón por la que existo.
- Después de la
muerte no hay nada.
- No existe el
bien ni el mal.
- No voy por
ningún camino, ya que no voy a ningún sitio.
- No puedo tener
esperanza en nada.
- Mi vida es
sombría, triste, porque mis amores se van para siempre, y yo sigo
enamorada.
- No tiene
sentido lo que hago, no tiene sentido mi vida.
- No puedo
contestar a muchas preguntas que invaden mi ser, preguntas que me hago
continuamente y que me inquietan al no tener solución.
- Qué tragedia
el dolor, los desengaños, las afrentas, el hambre, las guerras.
- Y las
injusticias, ¿qué tratamiento tienen? Porque me pregunto entonces ¿hay
injusticias? ¿de dónde viene lo de la dignidad humana? ¿es que tenemos los
humanos más derechos que los elefantes?
- No hay verdad,
ni luz que me ilumine, ni faro, ni antorcha; llevar lo que se dice llevar
sí puedo , pero para qué me sirve si no tengo nada que iluminar porque no
llevo camino.
- Estoy sujeto a
mi desgracia, no puedo soportar una vida así. Vengo del todo y me voy a la
nada. Porque nada seré después.
- ¿Qué es el
amor? A mí que me parece lo más maravilloso de mi vida. ¿Será todo química?
Porque física no es. Qué tristeza la mía, porque si el amor sólo es
química, ¿cómo voy a sentirme querida? Imposible. Qué desilusión.
- Triste vida la
mía, ante el amor ¿cómo voy a exigir correspondencia? Sólo esperar, pero
creo que ni eso, es una triste esperanza, porque no hay esperanza, estamos
sometidos a esa química de la inestabilidad, porque en química siempre los
equilibrios son inestables, o no hay equilibrios, entonces peor. Qué
fraude mi enamoramiento.
- No tiene
sentido, ni valor, el cariño de mis padres y de los seres queridos; no hay
deseo ni voluntad de amar, está en su naturaleza, qué desolación, qué
desengaño.
- Pena,
tristeza, angustia. Desorden, el sin sentido, el absurdo, el caos, la
desolación.
- Ni camino, ni
meta, ni amor, ni nada, ... Nada. Nada.
- Además en la
teoría anteriormente expuesta ninguna de mis preguntas quedan contestadas.
- Triste, muy
triste, ¿pero posible? Sigamos razonando:
Si
soy producto de la casualidad de las mezclas y reacciones que se dan en la materia,
de las transformaciones energéticas y fenómenos conocidos o desconocidos, que
más da, resulta que a esa materia-energía, alguien la ha tenido que hacer, o
proyectar. Y si voy retrocediendo en el tiempo, porque el tiempo si que existe
desde el momento en que hay transformaciones, ¿a dónde llego? A una
materia-energía increada, que existe desde siempre. Puede ser cierto pero me
cuesta creerlo.
Además,
¿cómo explicar la perfección del mundo y de todo cuanto contiene? Si partimos
de un proceso evolutivo, fruto de la casualidad y afirmamos, porque eso sí lo
sabemos, que la materia no es inteligente, no razona, ni tiene voluntad para
perseverar en los experimentos, en las pruebas y más pruebas que habría que
hacer, parece imposible conseguir lo que vemos.
Por
otra parte, me falta confirmarlo, pero me parece que está ya demostrado que el
universo tiene su tiempo, la materia ha tenido un principio.
Por
todo ello, a mi inteligencia le cuesta enormemente creer todo lo que he
expuesto anteriormente; por otra parte, esto me alivia algo en mi desazón, veré
si la otra posibilidad de razonamiento me parece más creíble y contesta mejor a
mis interrogantes, que de esta manera han quedado sin respuesta.
Si
el universo ha sido creado por un ser superior a nosotros, tiene que ser
inmaterial, pues la materia se transforma, existiría entonces para él el
tiempo, sería caduco como nosotros y no habría resuelto yo ningún problema,
pues el interrogante entonces sería el mismo. Llamémosle entonces ser
espiritual, creo que se puede llamar así a un ser no material. En este ser espiritual veo, necesariamente, que
tiene que ser todo poderoso (para crear el universo) además de existir desde
siempre como ya lo he indicado antes. La gente le llama Dios, seguiremos con
esta denominación.
Veo
también claro que nos ha debido crear con algún fin, fin imposible de que
nosotros lo descifremos si no nos lo dice él. Por ello pienso que se debe de
haber manifestado de alguna manera al hombre, único ser inteligente de esa
creación hipotética. Y en esa o esas manifestaciones haberle comunicado los
misterios de la vida.
Las
dos posibilidades me suponen un esfuerzo intelectual importante; como ya he
visto los inconvenientes de la primara hipótesis, voy a seguir con el
razonamiento de la segunda.
Veo
en el hombre algo que la gente llama religiosidad natural, veo pueblos con
religiones primitivas, y otros pueblos con religiones más establecidas. Para
seguir avanzando analizaré las siguientes cuestiones: ¿Quién
es el fundador de cada religión? ¿Qué dijo de sí mismo? ¿Qué dijeron los demás?
¿Cuál es su doctrina? Dogma y moral. ¿Cómo fue su vida? ¿Cuáles fueron sus
obras?
De todas las religiones
empiezo buscando aquellas en las que ese ser superior, hipotético creador del
universo, se haya manifestado a los hombres. Digo se haya manifestado a los
hombres haciendo referencia a lo que las propias religiones dicen. Y me encuentro
con una cosa sorprendente; veo mucha gente que se dice o llama profeta,
adivino, enviado, visionario, etc. Pero en ninguna más que en una, dice su
fundador que precisamente él es Dios. Esta religión es precisamente la
cristiana. Es, por tanto, la primera religión que analizaré, después seguiré
con las demás. Otro motivo también por el que inicio por esta religión es
debido a que es la mayoritaria en el mundo, aunque nunca mayoría es sinónimo de
verdad.
Voy
a partir de la base de que esta hipótesis es cierta, después analizaré los
razonamientos existentes que tratan de probar su veracidad, y, por último,
estudiaré las demás religiones y trataré de hacer un estudio comparativo.
La fe de un
cristiano se basa en la persona de Jesucristo. Jesucristo, cuya vida y doctrina
se recoge en los evangelios y en la tradición. Luego veremos su fiabilidad. En
cualquier caso, voy a recoger aspectos parciales de su predicación; no voy a
indicar otras cuestiones como: fundación de su iglesia, sacramentos, Trinidad,
Virgen María, etc. Estas cuestiones las trataré aparte.
Jesucristo, nace en Palestina en tiempos de Herodes El Grande.
Predicó por toda Palestina, enseñando a la multitud. Se dedicó a hacer el bien.
Amaba a tódos los hombres. Perdonaba toda afrenta: golpes, salivazos, insultos,
latigazos, etc. Perdonó inclusive hasta los que le mataron. Oraba en solitario
y junto con sus discípulos. Era persona sacrificada y mortificada. Amaba
especialmente a los niños. Igualaba la dignidad de la mujer a la del hombre.
Perdonaba todo pecado. Nunca guerreó. Al discípulo que hirió a un criado, en el
huerto le dijo: “Vuelve tu espada a la vaina; todo el que empuña espada a
espada muere”. Vivió desprendido de todo. Murió sin nada.
Recojo sus mandamientos:
-Tengan
fe en Dios. Adorarás al Señor tu Dios, a él sólo servirás. El Señor, nuestro
Dios, es el único Señor. Al Señor tu Dios amarás con todo tu corazón, con toda
tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas.
-No
jurarás. Digan sí cuando es sí, y no cuando es no.
-Pedid, y se os
dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá: porque todo el que pide,
recibe; y al que busca, halla; y el que llama, se le abrirá. Si dos de vosotros
os reunís y unís vuestras voces para pedir cualquier cosa, estad seguros que mi
Padre Celestial os lo dará. Pues donde hay dos o más reunidos en mi Nombre, ahí
estoy yo en medio de ellos. Nos recomendó orar diciendo: Padre nuestro, Padre
de los Cielos, santificado sea tu Nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en
la tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan de cada día y perdona nuestras
deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la
tentación, sino líbranos del Mal.
Hay que orar siempre, sin desanimarse jamás.
-Cumple
los deberes con tu padre y con tu madre.
-No
matarás. Y cualquiera que se enoje con su hermano comete delito. Amen a sus
enemigos y recen por sus perseguidores, porque Dios hace brillar el sol sobre
malos y buenos y caer la lluvia sobre justos y pecadores. Porque si amáis sólo
a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿Acaso no hacen eso también los malvados?
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Tenéis que perdonar a los que os han
ofendido. No siete veces (que son muchas) sino setenta veces siete (es decir,
siempre). Todo cuanto quisiereis que hagan los hombres con vosotros, así
también vosotros hacedlo con ellos. Si tu hermano ha pecado contra ti, anda a
hablar con él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Tened en cuenta
que todos sois mis hermanos. A nadie excluyo.
-No
cometas adulterio. Más todavía, el que mira a una mujer para codiciarla, ya en
su corazón cometió adulterio con ella. Del corazón proceden los malos deseos,
asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual, infidelidad matrimonial, codicias,
maldad, vida viciosa, envidia, injuria, orgullo, robos, mentiras, chismes y
falta de sentido moral. Estas son las cosas que hacen impuro al hombre. El
Creador, en el principio, hizo al hombre y a la mujer y dijo: El hombre dejará
a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán los dos uno solo. De
manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien , lo que Dios ha unido , no
lo separe el hombre. El que se separa de su esposa y se casa con otra, comete
adulterio contra la primera; y si esta deja a su marido y se casa con otro,
también comete adulterio.
-No hurtéis. No
atesoréis tesoros sobre la tierra, atesorad más bien para el cielo, donde la
polilla los hace desaparecer. Porque donde está tu tesoro allí estará tu
corazón. No puedes servir a Dios y al dinero. Evitad con gran cuidado toda
clase de codicia, porque aunque uno lo tenga todo, no son esas pertenencias lo
que dan la vida. Puede que esta misma noche te reclamen el alma. Así le pasa al
que amontona para sí mismo en vez de trabajar para Dios. El que no renuncia a
todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío. Creedme, qué difícil es que un
rico entre en el reino de los cielos. Pobres los ricos, porque ya tienen su
consuelo. Pobres los que están saciados, porque después tendrán hambre. Cuidado
con adueñarse de la llave del conocimiento. Sabéis que los jefes de las
naciones las gobiernan como si fuesen dueños. Pero no será así entre vosotros.
Al contrario, el que quiera ser el más importante entre vosotros, que se haga
servidor de todos; así como el Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a
servir y dar su vida como rescate de la muchedumbre. Pobres los que ahora ríen,
porque luego llorarán. Pobres de los que se habla bien. El que dé un vaso de
agua fresca a uno de los míos, yo les aseguró que no quedará sin recompensa. No
os preocupéis por vuestra vida, buscad primero el reino de Dios y su justicia.
¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo? Al
que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho.
-Cuidado
de no levantar falso testimonio. Cuidado con la hipocresía y la maldad. El
Diablo desde el comienzo, es asesino de hombres. No ha permanecido en la
verdad, porque en él no hay verdad. Yo, en cambio, os hablo la verdad. El que
camina en la verdad busca la luz. Vosotros seréis mis verdaderos discípulos si
guardáis siempre mi palabra, entonces conoceréis la verdad y la verdad os hará
libres.
También
quiero recoger sus recomendaciones más importantes:
-Sed
perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto. No obréis vuestra justicia delante
de los hombres, para ser vistos por ellos. Cuando hagas limosna, hazla en
secreto. Cuando ayunéis no os pongáis tristes, como los fariseos. No juzguéis,
para que no seáis juzgados. No guiaros por las apariencias sino por lo que es
justo. ¡Entrad por la puerta angosta! ¡Cuán ancha y espaciosa es la senda que
lleva a la perdición!
-Todo
el que se eleva será humillado y el que se humilla será enaltecido. Serás feliz
cuando invites a los que no pueden pagarte, la recompensa la tendrás en la
resurrección de los muertos.
Así,
pues, todo el que escucha estas mis palabras y las pone por obra, se asemeja a
un hombre que construyó sobre roca.
-Bienaventurados
los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados
los pacíficos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Bienaventurados los
compasivos, porque ellos obtendrán misericordia. Bienaventurados los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que hacen obras de paz,
porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa
del bien, de ellos es el Reino del Cielo. Dichosos seréis cuando por causa mía os
maldigan, os persigan, y os levanten toda clase de calumnias, alegraos y estad
contentos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos.
-Hay
que ser sal y luz en el mundo, hay que hacer buenas obras. Y si quieres llegar
a la perfección, anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres. No es digno
de mí el que no toma su cruz para seguirme. El que procure salvar su vida la
perderá y el que sacrifique su vida por mí, la hallará
-Que
los hombres cumplan los mandamientos de le ley de Dios. Pobre del que enseñe a
desobedecerlos no entrará en el cielo. Hay que escuchar la palabra de Dios y
ponerla por obra. Cuidado con los que no cumplen lo más importante de ley; la
justicia, la misericordia y la fe. En verdad, en verdad os digo, el que comete
pecado es esclavo del pecado. Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis los
unos a los otros. Como yo os he amado, debéis amaros vosotros. En esto
conocerán todos que sois discípulos míos, en que tenéis caridad unos con otros.
-El que recibe
a un niño en mi Nombre, a mí me recibe. Tened cuidado de despreciar a uno de
estos pequeños. Si alguno hace tropezar y caer a uno de estos pequeños que
creen en mí, mejor sería para él que le atarán una rueda de molino al cuello y
lo echaran al mar. Es imposible que no haya escándalos, pero pobre el que haga
caer a los demás. Cuida, pues, que la luz que hay en ti no se vuelva confusión.
Desgraciados los que descuidan la justicia y el amor de Dios. Dejad que los
niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque el Reino de los Cielos es el que a
ellos se parece.
-La
Buena Nueva del Reino será proclamada por todas partes del mundo para que la
conozcan las naciones, y luego vendrá el fin. En Galilea, al verle los
discípulos después de la resurrección le adoraron y Jesús les dijo: Id, pues, y
sed los maestros de todas las naciones: bautizadlas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñadles a observar todo cuanto os he
mandado. El que crea y se bautice, se salvará; pero el que no crea, se
condenará. Y mirad: Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo. Y
antes de la ascensión, en Jerusalén les recordó lo que ya les había dicho antes
, cuando aún se hallaba entre ellos: Que el Mesías había de padecer y que al
tercer día había de resucitar de entre los muertos; y que por su autoridad se
había de anunciar a todas las naciones, la conversión a Dios por el perdón de
los pecados.
-Pero
el que guarda mi palabra no morirá para siempre. Llagará la hora en que todos
los que están en los sepulcros oirán mi voz. Los que hicieron el bien saldrán y
resucitarán para la vida; pero los que obraron el mal resucitarán para
condenación. Sabed que vendré al final de los tiempos y recompensaré a cada uno
según su conducta. Pero estad despiertos, pues no sabéis el día ni la hora.
Feliz el siervo a quien el Señor al venir le encuentre bien ocupado, porque si no
habrá llanto y desesperación. Cuando el Hijo del Hombre venga es su Gloria,
todas las naciones serán llevadas a su presencia, a unos dirá: Tomen posesión
del reino que ha sido preparado desde el principio del mundo. Porque tuve
hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, pasé como
forastero y me recibisteis en vuestra casa, anduve sin ropa y me vestisteis,
estuve enfermo y me cuidasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. ¿Cuándo fue
eso? En verdad os digo que, cuando lo hicisteis con algunos de estos más
pequeños, que son mis hermanos, lo hicisteis conmigo. Y a otros dirá:
¡Malditos, aléjense de mí, vayan al fuego eterno,...Porque tuve hambre, sed,
era forastero, no tenía ropa, estuve enfermo y encarcelado y nada por mí
hicieron. ¿Cuándo fue eso Señor? En verdad os digo siempre que no lo hicisteis
con mis hermanos conmigo lo hicisteis. Y estos irán al suplicio eterno, y los
buenos a la vida eterna. El día del Juicio los hombres tendrán que dar cuenta
hasta de las palabras ociosas que hayan dicho. Todo árbol que no produce fruto
bueno es cortado y arrojado al fuego. Por sus frutos los reconoceréis. El que
se mantenga firme hasta el fin, ése se salvará. Estad alerta y orando en todo
tiempo. Ya que no sabéis el día del fin. No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos; mas el que hace la voluntad de Dios, este
entrará. A Jesús le preguntaron en una ocasión: ¿Qué obras buenas debo hacer
para conseguir la vida eterna? Y contestó: honrar padre y madre y amar al
prójimo como a sí mismo.
Hay palabras de Jesús
confortadoras, que quiero resaltar:
-El
que creé en mí tendrá la vida eterna, y Yo le resucitaré en el último día. No
llores, ten ánimo. Yo he vencido al mundo. No temáis a los que sólo pueden
matar el cuerpo, pero no el alma; temed más bien al que puede echar el alma y
el cuerpo al infierno. El que se mantenga fiel hasta el fin se salvará.
Afánense, no por la comida de un día, sino por otra comida que permanece y con
la cual uno tiene la vida eterna. Todo es posible para el que cree. Tu fe te ha
salvado, vete en paz. El pan que Dios da es este que ha bajado del cielo y que
da vida al mundo. Yo soy el Pan de Vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre,
el que cree en mí nunca tendrá sed. El que cree tiene vida eterna. Habrá más
alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por noventa y nueve que no
necesitan penitencia. Aquí tienen el pan que bajó del cielo para que lo coman y
ya no mueran. El que come mi carne, vive de vida eterna y yo lo resucitaré en
el último día. Venid a mí los que estéis cansados y agobiados, porque yo os
aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí que soy paciente y humilde de
corazón, y vuestras almas encontrarán alivio. Pues mi yugo es suave y mi carga
ligera. Se perdonará a los hombres todos su pecados, e incluso si hablaron mal
de Dios en forma escandalosa, sin importar que lo hayan hecho repetidas veces
(Claro que sólo pide arrepentimiento para entrar en el cielo, sino es uno mismo
el que se excluye). Felices los que escuchan la palabra de Dios y la observan.
No se aflija vuestro corazón. Tened fe viva en Dios y tenedla también en mí. No
os dejaré huérfanos. Porque yo seguiré viviendo. La paz os dejo, mi paz os doy.
No se aflija vuestro corazón ni se deje arrastrar por el miedo. Velad y orad
para no caer en tentación. Cierto que la voluntad está pronta, pero el cuerpo
es débil. Al crucificarle dijo: Padre, perdónalos: porque no saben lo que hacen
.Dios os salve. No tengáis miedo. (Dijo a las mujeres al resucitar). La paz sea
con vosotros. ¿De que os asustáis y porque admitís esas dudas? Mirad mis manos
y mis pies. Soy yo (Primera aparición a los discípulos después de resucitar).
Quedan perdonados los pecados a quienes los perdonéis; quedan retenidos a
quienes los retengáis. Dichosos los que sin ver han creído. Al buen ladrón le
dijo: Te lo digo con toda verdad, hoy estarás conmigo en el paraíso.
¿Qué
dijo Jesucristo de si mismo?
-Yo
soy el camino, la verdad y la vida. Que ha venido al mundo para anunciar el
Evangelio. Venga a mí el que tiene sed; el que crea en mí tendrá de beber. Que
vino para buscar y salvar lo que estaba perdido. Traer Buenas Nuevas a los
pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto
verán. A liberar a los oprimidos. “Venid a mí todos los cansados y agobiados,
que yo os aliviaré”. Que está en el mundo para servir y dar la vida por los
hombres. Soy el buen pastor, el que da la vida por sus ovejas. Yo soy la
puerta: el que entra por mí está a salvo. Que no he venido a ser servido sino a
servir. Evangelizo a los pobres y anuncio la liberación a los cautivos. Yo soy
la resurrección y la vida. Soy el pan de vida para los que creen en mí. Yo Soy
la Luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz
y vida. Yo soy Rey, pero mi reino no es de este mundo. Yo para esto nací y para
esto vine al mundo: para declarar, como testigo, a favor de la verdad. Que
debía sufrir mucho y ser rechazado, que iba a ser condenado a muerte y que
resucitaría después de tres días. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida
por sus amigos. Que ha venido al mundo para traer a los hombres la vida eterna.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Permaneced unidos a mí, que yo permaneceré
unido a vosotros....Esto os lo he dicho, para que, estando en unión conmigo,
tengáis paz. En el mundo habéis de encontrar tribulación; pero tened valor: Yo
he vencido al mundo. Sin mí no podéis hacer nada. Permaneced en mi amor. El que
cree en mí no morirá para siempre. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el
fin. El que vive y estuve muerto, y vivo por los siglos de los siglos. Dios
conoce los corazones de los hombres. Yo soy la Resurrección. El que cree en mí
aunque muera, vivirá. El que vive por la fe en mí, no morirá para siempre. Si
el grano de trigo no cae en tierra y no muere, queda solo, pero si muere, da
mucho fruto. El que me desprecia y no hace caso de mi Palabra, tiene quien lo
juzgue y condene, será mi propia Palabra: ella lo juzgará el último día.
Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabra no pasarán.
¿Qué
dijeron los demás de El?
Que era Dios.
Que pasó su vida haciendo el bien. Le llaman: el Verbo de Dios, el Cristo o Mesías,
el Señor, el Maestro. También: el Cordero de Dios, el Rey de Israel, Hijo de
Dios. Tomás le dijo; Señor mío y Dios mío. Juan le llama “el verdadero Dios”.
Pedro dijo: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros
creemos y sabemos que eres el Santo de Dios. Que todo la ha hecho bien. Nunca
un hombre ha hablado como este. Juan al final de su evangelio dice: Este es el
discípulo que, como testigo que es, certifica la verdad de estas cosas; y él
las ha puesto por escrito; y sabemos que su testimonio es digno de fe.
¿Cuáles
fueron sus obras?
Curó
enfermos y leprosos. Sanó a cojos y paralíticos. Dio vista a los ciegos. Se
compadeció de las gentes. Perdonó pecados y resucitó muertos. Calmó la
tempestad y convirtió el agua en vino. Realizó multiplicaciones de panes y
peces. Predijo su muerte y resurrección, y en la entrada a Jerusalén, al ver la
ciudad, lloró por ella y dijo: Ojalá en este día entendieras los caminos de la
paz. Vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra, porque no has
reconocido el tiempo ni la visita de tu Dios. Lavó los pies a sus discípulos y
les dijo; ¿Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros? Vosotros me llamáis
Maestro y Señor; y decís bien porque lo soy de verdad. Pues si yo, siendo como
soy Maestro y Señor, os he lavado los pies, con mayor razón debéis lavaros los
pies el uno al otro. Ejemplo os he dado, seréis bienaventurados si lo ponéis en
práctica. Anunció que su cuerpo iba a ser entregado por nosotros, y que su
sangre sería derramada por todos para el perdón de los pecados. Una vez muerto,
resucitó al tercer día, tal como predijo. Dio ejemplo con su vida de lo que
predicó. Se apareció varias veces a sus discípulos una vez resucitado.
Una vez
expuesta la vida y doctrina de Jesucristo, debo reconocer que me conmueve, y me
parece que todo lo ha hecho bien, yo al analizarla descubro que es entendible,
coherente, inclusive bastante lógico. Si todo el mundo cumpliera de
verdad esa doctrina, otra situación sería la vida del hombre sobre la tierra.
Pero
hay una cuestión a mi juicio fundamental, que debo entender, y es; ¿Por qué
Jesucristo ha venido a la tierra? ¿Porque ha sufrido de esa manera tan brutal?
Pregunto,
leo, estudio y me encuentro con lo siguiente: El cristiano afirma que Dios al
crear al hombre lo hizo libre, ¿por qué? Porque Dios que crea todo por amor, sólo
espera del hombre correspondencia a ese amor; le pide sólo amor, pero para
poder amar es condición necesaria disponer de libertad, sin libertad no es
posible el amor. Dios ha querido crear hijos y no esclavos. Es por esto que
Dios ha hecho al hombre libre.
Y
es este hombre libre, quien pudiendo amar a su creador, no sólo no lo hizo,
sino que pecó, y se alejó de Dios. De esta manera el hombre, se cerró; el
mismo, las puertas de un paraíso que Dios le tenía preparado.
Dios
pudo enfadarse, pero si se puede hablar así: Diremos que “Dios lloró”, pero fue
preparando el camino para la reconciliación, Dios al que la fe cristiana lo ve
como padre, quiso poner los medios para ello. Por eso, Dios mismo, en la persona
de Jesús, quiso remediar este mal y abrir de nuevo las puertas al hombre.
Redención
se llama. Dios quiso él mismo, llevar a cabo la redención del género humano,
por eso se estableció en la tierra, naciendo de una Virgen, de la Virgen María,
con la siguiente misión: redimirnos y darnos ejemplo de vida.
Claro
que si nos fijamos sólo en lo de “redimirnos” quizá no se entiende bien, porque
Dios podía habernos redimido del pecado cometido de otra manera, es más, Dios,
nos podía haber redimido con sólo su querer. Pero entonces quedaba pendiente
una cuestión de suma importancia, el mandamiento cristiano por excelencia, el
único en verdad: el de la caridad. Si Cristo no nos hubiera dicho que hay que
amar a todos, inclusive a los enemigos, como El nos amó, es decir, hasta dar la
vida por los demás, ¿cómo lo habríamos aprendido? Seguro que no. Si Jesús nos
lo hubiera dicho, pero no lo hubiera hecho El, ¿qué hubiéramos dicho? ¿Cómo
habrían actuado los primeros cristianos? ¿Creemos que habrían dado la vida,
como lo hicieron en la época romana? ¿Y en todos los tiempos? Además este
sufrimiento de Cristo, ¿no será también para enseñarnos que, el sufrimiento es
inherente a nuestra naturaleza caída? Puede que esto nos de también nuevas
luces.
Es
a mi juicio una cuestión fundamental en la fe cristiana. Este razonamiento
parece convencer, aparte de otras cuestiones que pienso tratar; Dios muere por
nosotros en la cruz, además de redimirnos; para que le sigamos en el amor al
prójimo, para que amemos como El lo ha hecho. Por eso Jesús se encarna y muere
en la cruz para redimirnos y darnos ejemplo de vida.
Además,
si no lo hubiera hecho así, cabe preguntarse otras cuestiones, como si no
hubiera aprendido el hombre:
- A perdonar; lo
hizo desde la cruz, perdonando a los que lo crucificaban; en la parábola
del hijo pródigo, recordamos el perdón del padre al hijo que lo había
despilfarrado todo en comilonas y prostitutas; diciendo a sus discípulos
que había que perdonar, no una vez, no cien veces, sino siempre, etc.
- A ver en Dios, a un Padre;
un Padre que se preocupa por nosotros, que dice que nada pasa sin que Él lo
quiera o lo consienta. Que no nos abandona nunca.
- A tener fe en la resurrección;
esta es más firme al haber Él resucitado, si sólo nos lo hubieran dicho y
por no encarnarse no hubieran visto los discípulos la resurrección, ¿qué
hubiera pasado? ¿habrían tenido sus seguidores la fe y fortaleza que
tuvieron? ¿Cómo si no hubiéramos creído hoy?
- A dar sentido al
sufrimiento, es porque acompañamos a Cristo en la Cruz, aliviamos el dolor
del mundo, corredimimos con El.
- A tener pronta esperanza en
el cielo, cuando dijo al buen ladrón lo de: hoy estarás conmigo en el
Paraíso.
- A tener a la Virgen como
Madre, si no nos la hubiera dado desde la cruz.
Además
su presencia entre los hombres ha facilitado el entendimiento sobre:
La
venida del Espíritu Santo, la Eucaristía, su presencia en el sagrario, la
institución de los sacramentos; que El es el camino, la obediencia, sobre la
humildad, sobre el trabajo, como poner en positivo los mandamientos del Sinaí;
la presencia de la Iglesia, sobre Pedro como cabeza de ella; la forma práctica
de perdonar los pecados, como restituir al matrimonio su verdadero significado,
como practicar la oración y la penitencia, como hacerse como niños, etc.
Otro paso que
tengo que dar es el siguiente; En Jesucristo pudieron darse las siguientes
circunstancias: ¿Fue realmente Dios? ¿Nos engañó? ¿Estaba loco? Voy a empezar
por las dos últimas, creo que a la vista de su vida y de sus enseñanzas, no tiene
sentido pensar que trataba de engañar a nadie por varias razones: no se
aprovechó de nada ni de nadie, vivió austeramente, sufrió toda clase de
ultrajes y, al final, murió en la cruz. ¿Qué provecho pensaba obtener de todo
ello? Ya se ve que ninguno. La locura también la descarto, porque una persona
que predica una doctrina tan excelsa, precisamente tiene que tener un criterio,
un raciocinio, una bondad y una cordura más bien extraordinaria.
He descartado completamente
las dos últimas posibilidades, sólo me queda la primera, pero antes quiero ver
el tema de la resurrección. Esta cuestión es de suma importancia, pues Jesús
pone en relación su muerte y resurrección como signo de su Divinidad. Además la
fe de los cristianos descansa sobre el hecho histórico de la resurrección.
Pablo dice que si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. Por esto quiero
detenerme un poco en este tema.
¿El cuerpo de
Cristo pudo ser robado? La hipótesis del robo y ocultamiento del cuerpo de
Jesús es insostenible, porque: No lo robaron los enemigos de Jesús, iba contra
sus intenciones e intereses; No pudo ser obra de los discípulos, se encontraban
tristes y llorosos, tenían miedo a los judíos, tenían una profunda depresión
moral. Además, los testimonios históricos afirman que los discípulos se
quedaron muy sorprendidos al comprobar que el sepulcro estaba vacío, es más, no
creyeron. Tomas dijo que si no metía los dedos en los agujeros de las manos y
su puño en su costado, no creería. No fue robado por ladrones, los lienzos y el
sudario con el que cubrieron el cuerpo de Jesús estaban en el sepulcro.
Todo
lo expuesto anteriormente, me va dando datos que iluminan mi entendimiento y me
van dando esperanza en la vida. Si me inclino por esta solución al origen de la
vida y del universo visible, deberé de analizar si esta hipótesis contesta a
los grandes interrogantes que la vida plantea: ¿De dónde vengo? ¿Por qué estoy
aquí? ¿Cuál es mi misión? ¿Qué es el amor? ¿Tiene sentido el dolor? ¿Hay
verdades objetivas? ¿Tenemos los hombres la misma dignidad? ¿Por que? ¿Qué hay
después de la muerte? En fin cuestiones cruciales que necesito saber. Porque mi
felicidad va a depender en gran medida de ellas.
Si
parto de la hipótesis de la existencia de Dios y del cristianismo como religión
verdadera, me encuentro con lo siguiente:
- Sé de dónde
vengo, Dios en su infinita bondad, me ha dado la vida contando con la
colaboración del amor de mis padres.
- Dios, como buen Padre,
quiere lo mejor para mí, desea mi felicidad. Me ha dado unas normas,
intrínsecas a mi naturaleza humana, por las que regirme y con las que
ganaré el cielo.
- Me ha dado inteligencia y
voluntad; para comprender y actuar en consecuencia.
- Pero también me ha dado
libertad para amarle, cuidaré de no desaprovechar este tesoro.
- Tengo un camino que seguir,
una fe, una esperanza.
- La caridad debe ser el
motor de mi vida, sé que es lo único que importa.
- Deberé descubrir la
voluntad de Dios en mi actuar diario, porque sé que es lo mejor para mí.
- Lucharé para seguir esa
voluntad de Dios, quizá a veces no lo consiga, pero lo importante es
perseverar, de pedir perdón y continuar el camino.
- Hay verdades objetivas,
esto me llena de consuelo, ¡cómo sino podría ser!
- Todos los hombres tenemos
la misma dignidad, porque somos hijos de Dios y É nos ha dicho que nos
amenos los unos a los otros.
- Dios que ha hecho un mundo
de belleza, ternura, complacencia en las cosa creadas y que todo lo ha
hecho bien, ha puesto un disfrute material en nuestra naturaleza, y quiere
que las disfrutemos adecuadamente; por eso todo lo espiritual es
compatible con el disfrute de las cosas creadas, claro está que en el
lugar adecuado y en el momento oportuno. Por ello, disfrutaré de todo lo
creado momento a momento, claro está siguiendo las normas por Dios
establecidas.
- Al caminar, habrá dolores,
pero el dolor tiene un sentido que en otra ocasión explicaré con detalle.
En principio, si diré que tengo que unirme a la Cruz de Cristo, por la redención
del mundo entero, por mis pecados y por los de los demás.
- Sé lo que Dios no quiere:
guerras, crímenes, abortos criminales, divorcios, injusticias, hambre ni
ningún otro mal.
- Dios no manda castigos al
hombre, sino que lo que desea es que el hombre se convierta de sus pecados
y viva para la Vida Eterna.
- Todo esto es producido por
el hombre, también por mí, cuando haciendo mal uso de la libertad que Dios
nos ha dado, actuamos en contra de su voluntad.
- Pero Dios que todo lo
quiere conducir al bien, sacará provecho de esos males; para el que los
sufre sin duda alguna, Dios está con él sufriendo, ayudándole,
proporcionándole la fe y la esperanza necesarias, pero es que además para
el que ejerce el mal, también puede acarrear bienes, si es que se
arrepiente, pide perdón y rectifica.
- Qué alegría el amor, amor
noble, generoso, amor de padres a hijos y de hijos a padres, amor entre
los esposos, amor al prójimo, y qué no decir del amor a Dios.
- La muerte dejará de
preocuparme, es sólo el tránsito al cielo, tránsito que me conducirá al
encuentro con los seres queridos, allí con Dios la felicidad para siempre,
eternamente porque entonces el tiempo no existirá ya. No ya más dolor, ni
angustia, ni nada malo. San Pablo dice que ni ojo vio, ni oído oyó, ni
cabe en corazón alguno lo que Dios tiene preparado para los que le aman.
- Entonces mi vida tiene
sentido, tengo un camino y una meta y Jesucristo es el que me guía y
alumbra, además nunca falla, cuando no le vea es que han sido mis
abandonos y mis pecados los que me han alejado de Él, pero tengo esperanza
porque sé que tengo capacidad para pedir perdón y entonces con ánimos
renovados seguiré adelante.
- Tengo además entonces una
ilusión para mí antes desconocida: alegría, optimismo, trabajo ilusionado,
pronto para hacer el bien, ayudando en lo que pueda alrededor mío,
agradeciendo a Dios por todos los bienes que me ha dado, que se que son
gratuitos, que deberé de sacarles un rendimiento para la humanidad, y
seguir siempre adelante con la gracia de Dios, hasta el encuentro definitivo
con Él y con mis amores que son muchos.
Ya
sé que no lo he analizado todo, otras muchas cosas otros días comentaré:
Mahoma, Alá, Buda, La Iglesia, La Trinidad, El Papa, los documentos antiguos existentes
no cristianos, Confucio, el Inca, el judaísmo, la Virgen María, actas de los
mártires, el agnosticismo, el demonio, etc. Ya se ve que los he escrito todos
mezclados, pero lo he hecho adrede.
Lo
que si anticipo es que creo en el Dios de los cristianos. Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, Eterno. Que en ese Dios,
único, hay tres personas distintas, además del Padre está el Hijo y el Espíritu
Santo; que el Hijo es Jesucristo, que se encarnó en las entrañas purísimas de la
Virgen María, esposa castísima de San José, que permaneció virgen antes del
parto, en el parto y después del parto. Que Jesucristo, se estableció en la
tierra, tomando nuestro cuerpo de hombre, haciéndose igual a nosotros en todo
menos en el pecado, con la intención de redimirnos y darnos ejemplo de vida.
Que predicó en Palestina, que como Dios que es, nos transmitió todo lo
necesario para nuestra salvación. Que instituyó La Iglesia, como depositaria de
su doctrina, contenida en Nuevo Testamento y en la Tradición. Que escogió a
Pedro como cabeza de su Iglesia y el poder de perdonar los pecados y de
predicar hasta el fin del mundo su doctrina, transmitiendo estas facultades de
generación en generación. Que instituyó los sacramentos que conocemos, que
entre ellos instituyó la Eucaristía, donde está presente su cuerpo, su sangre,
su alma y su divinidad. Que murió, muerte de cruz, que fue enterrado y resucitó
al tercer día según predijo. Que estuvo durante cuarenta días con sus
discípulos, animándoles, e instruyéndoles hasta que subió a los cielos. Que
envió al Espíritu Santo, el consolador, el santificador, para que estuviera con
nosotros, en nuestras almas en gracia. Sé que voy a morir, pero espero oír como
oyó el buen ladrón de boca de Jesús: “en verdad te digo, hoy mismo estarás
conmigo en el paraíso”. Creo en que después de muertos resucitaremos, y creo en
la vida eterna. Donde el tiempo no existirá ya, donde no habrá dolor, ni
llanto. Sino paz, y felicidad. La Gloria por siempre.