¿Saldremos de este declive moral?

Querida María:

Recuerdo los comentarios del ya fallecido cónsul del Perú en San Sebastián, mi querido amigo Carlos Von Nagel, que después de un viaje a través del lago Titicaca, debieron de ser tales las sensaciones que experimentó, que a su vuelta me comentaba, no faltándole aires de misterio, que lo espiritual del mundo entraba en la tierra por las cordilleras de los Andes y por la del Himalaya. Este comentario me lo hizo regresando de una romería a la gruta de Lourdes txiqui bajo las faldas del Monte Igueldo de San Sebastián. Al  poco tiempo falleció.

Dejando aparte esta anécdota, es verdad que la gracia de Dios llega al mundo de diversas maneras y formas. Las épocas han sido bien distintas desde los orígenes en los que a la gracia se refiere, esto se ve fácilmente si nos fijamos  en  la historia del mundo. Épocas de luces y sombras se han cruzado en la historia, acciones del hombre y gracia de Dios entremezcladas.

Si te comento esto es debido a que la época que estamos pasando es bastante especial. Hoy día,  el ateísmo puede  considerarse como uno de los  problemas más graves de nuestra época. Sabemos que siempre han existido personas que negaban la existencia de Dios, o vivían al margen de Él actuando como si no existiese. Pero hoy, la proporción de los que niegan a Dios o actúan a sus espaldas, puede ser alarmante.

En la actualidad, hay una gran indiferencia ante el tema religioso. La gente huye y no quiere plantearse las razones  fundamentales de nuestra existencia; tampoco quieren profundizar sobre la existencia o no de la conciencia moral no sea que se inquiete su corazón y como dice la Escritura tengan que rectificar de vida si son coherentes, por lo que suele ser el egoísmo una de las razones para que se llegue a este estado de cosas.

Esta situación acarrea al mundo de hoy grandes males, no quiero dejar de indicar a mi juicio unos cuantos; la insolidaridad humana, el horrendo crimen del aborto, la eutanasia, las injusticias sociales, las guerras, la experimentación arbitraria con seres humanos, el abuso que de los niños se hace, etc.

Esta situación puede llenarle a uno de numerosas aflicciones: creer que todo está perdido, que el devenir de la historia es cada vez más trágico y desolador y,  por lo tanto, desanimarse, dejar de rezar, no hacer nada y perder toda  esperanza.

Pues no, ya que por situación trágica en la que nos encontremos, Dios no  abandona a su pueblo; la gracia de Dios llega a cada individuo, en particular, a lo largo de su vida, según el plan establecido por el Creador y su correspondencia  a la gracia. Pero es que, además, Dios, según convenga comunica a la humanidad gracias especiales, que afectan a comunidades enteras. Muchos casos se han dado en el mundo, unos los conocemos, otros, no. Qué decir sino de la gracia que recibieron los primeros cristianos que les hizo fuertes para  sufrir el martirio, la que tuvieron  los judíos que sufrieron el holocausto en las zonas dominadas por Hitler, la recibida por tantísimos cristianos en países  comunistas, y la recibida por la propia Iglesia en momentos de declive moral.

Por eso, no hay que perder la esperanza y desalentarse, por mal que se actúe, por atrocidades que se hagan, por materialismo e inmoralidad que haya. Dios es el que lleva las riendas de la humanidad, y dirá basta cuando convenga y enderezará el ritmo de la historia, insuflando gracias especiales a la humanidad existente. Recibir más gracia no significa más facilidad para entrar en el cielo, ya que Dios exige más al que le da más. Dios siempre juzga según los talentos recibidos.

Por ello, ante esta situación y peores que puedan llegar, siempre optimismo, confianza en Dios, Él enderezará la historia humana y la conducirá hacía fuentes tranquilas.