La Cruz, para vivir alegres.

En los evangelios se habla varias veces de la cruz de cada día, la nuestra,  y también de la Cruz de Cristo, entre otras cosas Jesús dijo:

Venid a mí los que estéis cansados y agobiados, porque yo os aliviaré. Cargar con mi yugo y aprended de mí que soy paciente y humilde de corazón, y vuestras almas encontrarán alivio. Pues mi yugo es suave y mi carga ligera. No es digno de mí el que no toma su cruz para seguirme.

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los pacíficos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Bienaventurados los compasivos, porque ellos obtendrán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que hacen obras de paz, porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa del bien, de ellos es el Reino del Cielo. Dichosos seréis cuando por causa mía os maldigan, os persigan, y os levanten toda clase de calumnias, alegraos y estar contentos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos.

Cuando uno analiza estas expresiones puede preguntarse ¿como la cruz diaria puede conducirme a la felicidad? la explicación es fácil, el Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, con el que he tenido el honor de coincidir varias veces,  comenta:

Para mi no hay duda alguna, esto trato de vivir, porque se que además de ser la palabra de Jesucristo, lo he experimentado en mi propia vida y he comprobado que es la verdad.
De mi vida a salido; ¿Fe ante el dolor?   Discernir la voz de Dios a veces duele. Cuando duele al caminar