Sobre el Cielo

Querida María:

Cuántas veces hemos hablado del cielo. Tú ya estas ahí para siempre, pero nosotros aún caminamos.
Qué recuerdos, qué nostalgias de conversaciones, y decíamos: el cielo sí, felicidad que nunca se acaba, encuentro con los seres queridos. Qué será estar con la Virgen, con tantos santos que amamos, con Dios, es inimaginable.

Ni ojo vio, ni oído oyó, ni cabe en mente humana las cosas que Dios tiene preparadas a los que le aman. (I- Corintios 2,9)

Por lo tanto, siempre seguros, segurísimos, cómo no vamos a tener seguridad, San Juan en el Ap. cap. 21,1-7 dice:

    "Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra, ....

    Y oí una gran voz ... que decía:

    He aquí la tienda, mansión de Dios con los hombres,

    y fijará su tienda entre ellos...

    y el mismo Dios estará con ellos ...

    y enjugará toda lágrima de sus ojos,

    y la muerte no existirá ya más,

    ni habrá ya más duelo, ni grito, ni trabajo:

    lo primero pasó...

    He aquí que hago nuevas todas las cosas...

    Yo soy el principio y el fin....

    El que venciere poseerá en herencia estas cosas,

    Y yo para él seré Dios,

    y él para mí será hijo."

Jesucristo Dios, fin y centro de nuestra existencia, es quien lo afirma.

¿Es que vamos a hacer caso, a los sembradores del mal de sus engaños?

No, haremos caso a nuestro Padre, que nos quiere, nos ama y desea lo mejor para nosotros.

Además no puede engañarse ni engañarnos, recordemos también, en Ap. 1, 8-18.

    "Yo soy el Alfa y el Omega, dice el Señor Dios,

    el que es, y que era, y que viene,

    el Omnipotente...

    y puso su mano diestra sobre mí, diciendo:

    No temas: yo soy el primero y el último,

    y el que vive y estuve muerto

    y he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos;

    y tengo las llaves de la muerte y del lugar de los muertos..."

Porque además, de ti, se podía decir como escribió Juan en el Apocalipsis:

    "Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de mi Dios.

    Permanece fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida.

    El que venciere será exento de la muerte segunda.

    Al que venciere le daré del maná escondido ...

    Y al que venciere y guardare hasta el final mis obras, le daré potestad sobre las gentes...

    Anda vigilante ... Recuerda pues, que cosas has recibido y oíste, y guárdalas ..

    El que venciere, éste se vestirá de vestiduras blancas,

    y no borraré su nombre del libro de la vida,

    y acreditaré su nombre en presencia de mi Padre y en presencia de los ángeles.

    Al que venciere le pondré como columna en el templo de mi Dios

    Al que venciere le daré que se siente conmigo en mi trono.

    Aquí está la paciencia de los santos,

    los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

    ¡ Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor, ya desde ahora !

    Si, dice el Espíritu, que descansen de sus trabajos,

    por que sus obras los acompañan."