Juan Pedro y Macarena se casan

 

Querida María:

 

Sabes que tu hermano se casan el 16 de febrero próximo, en Granada, en la Iglesia de San Ildefonso, encomiendo para que todo salga bien, que sus ángeles custodios les guíen en su caminar hacia la tierra definitiva.

 

Que se amen y se respeten todos los días de su vida; en la prosperidad y en la pobreza, en la alegría y en el dolor, para siempre, que el amor es único e indisoluble, es definitivo, Dios así lo indico, porque es lo mejor, hasta que la muerte los separe, separación por otra parte transitoria.

 

Que sean fieles y que como Dios quiera y cuando Dios quiera eduquen a sus hijos en la fe recibida de generación en generación, con cariño y comprensión.

 

Que se amen sin egoísmo y den testimonio de su amor, ya que en los momentos actuales ese ejemplo es cada vez más importante, que Dios les conceda el gozo de una ansiada descendencia y una larga vida.

 

Que desechen todo pensamiento y actuación que les desvíe del camino, el demonio anda siempre como león rugiente tratando de devorar, que recen juntos, la oración mueve montañas, recuérdales lo que el arcángel san Rafael le dijo a Tobías: Escúchame, y te mostraré quienes son aquellos contra los que puede prevalecer el demonio: Los que de tal manera abrazan el matrimonio, que excluyen a Dios de sí y de su pensamiento y se entregan a su pasión como el caballo y el mulo, que no tienen inteligencia, el demonio tiene poder sobre ellos. 

 

No me resisto a transcribir una alocución del Papa Pío XII a los recién casados el 12 de marzo de 1943, donde decía:

 

" La esposa viene a ser como el sol que ilumina a la familia. Sí, la esposa y la madre es el sol de la familia. Es el sol con su generosidad y abnegación, con su constante prontitud, con su delicadeza vigilante y previsora en todo cuanto puede alegrar la vida a su marido y a sus hijos. Ella difunde en torno a sí luz y calor y si suele decirse de un matrimonio que es feliz cuando cada uno de los cónyuges, al contrario, se consagra a hacer feliz, no a sí mismo, sino al otro, este noble sentimiento e intención, aunque les obligue a ambos, es sin embargo virtud principal de la mujer, que le nace con las palpitaciones de madre y con la madurez del corazón; madurez que, si recibe amarguras, no quiere dar sino alegrías; si recibe humillaciones, no quiere devolver sino dignidad y respeto, semejante al sol, con sus albores, alegra la nebulosa mañana, y dora las nubes con los rayos de su ocaso.

 

La esposa es el sol de la familia con la claridad de su mirada y con el fuego de su palabra; mirada y palabra que penetra dulcemente en el alma, la vencen y enternecen y alzan fuera del tumulto de pasiones, arrastrando al hombre a la alegría del bien y de la convivencia familiar,...

 

La esposa es el sol de la familia con su ingenua naturaleza, con su digna sencillez y con su majestad cristiana y honesta, así en el recogimiento y en la rectitud del espíritu como en la sutil armonía de su porte y de su vestir, de su adorno y de su continente, reservado y a la par afectuoso.

 

¡Oh, si supieseis cuán profundos sentimientos de amor y de gratitud suscita e imprime en el corazón del padre de familia y de sus hijos semejante imagen de esposa y madre!"

 

Espero María que tu hermano sepa estar a la altura de las circunstancias y responda generosamente, se que lo hará, las cualidades que deben de tener los esposos y si no las tienen las buscarán, es de amor desinteresado, desprendimiento de sí mismo, espíritu de sacrificio, ordenados, alegres, construir en común, respetar las opiniones contrarias, hay que tener en cuenta que los gustos no serán todos iguales, habrá discrepancias, se trata de consensual y sino es posible se deberá de alternar. 

 

Claro que todo esto es más fácil al principio, al ir envejeciendo, físicamente, el cuerpo tira mucho para abajo, si en el campo espiritual no se progresa, como este es el que tira del cuerpo, las fuerzas flaquearán y entonces vienen contrariedades, unas se resuelven y otras no, pero siempre son situaciones peligrosas, y más en estos tiempos que corren. Por ello la importancia de rezar, debemos elevar el nivel espiritual si queremos crecer en felicidad, pero no basta crecer, hay que hacerlo con mayor rapidez que el decaimiento físico. 

 

Bueno María, tu ayuda del cielo será eficacísima, ellos lo saben.