Querida María:

Están pasando los días, los meses e incluso muchos años,

no se como manifestarte lo que siento, pues

el sentimiento muchas veces no se controla,

aunque saber, lo que se dice saber, es otra cosa,

nosotros sentimos, pero también sabemos,

lo que dicen algunos y lo que es en realidad:

Dicen que te nos fuiste, pero estás con nosotros.

Dicen que el tiempo pasa, pero tu sigues estando ahí.

Dicen que envejecemos, pero tu joven permaneces.

Dicen que has muerto, pero ya ves que vives.

Dicen que la muerte es tristeza, y ya ves cuantas bendiciones recibes.

Dicen que no hay esperanza, y ya has visto que no era en vano.

Dicen que todo es efímero, pero  tu nos sigues amando y nos acompañas.

Dicen que queda un hueco en el alma, pero tu, el Señor y la Virgen lo llenan.

Hablan, dudan de Cristo, es más lo niegan, pero tu lo encontraste y vives para siempre.

Dicen que no hay nada después, y ya has visto lo que Dios tiene preparado para los que le aman.

Las nostalgias pasadas se convierten en próximos abrazos.

Penas consentidas, no, reencuentros amorosos.

Ahora vives la felicidad para siempre.

Estás viendo el cielo nuevo, y la tierra nueva.

Estás ya viendo la tienda, la  mansión de Dios con el hombre,

en ella enjuga toda lágrima, y la muerte no existirá ya más, ni habrá más duelo, ni grito, ni trabajo.

María;  Dios ya te ha dado tu recompensa.