Vagabundo

Querida María:

Aitonas y abuelitos, qué alegría estar con ellos,
siempre a su vera, en tertulia y sonriendo,
te copio para que comentes, las últimas líneas de tu aitona,
escritas  desde la calle Guetaria después de la muerte de  la amoña.

Su título;  EL VAGABUNDO.

Llevo muchas leguas por los caminos del mundo.
Con fango en mis sandalias, hartas de caminar.
La nieve tiñe mis sienes con hebras de plata
y mis hombros se arquean al peso de la edad.
Hay flores ajadas en los jardines de mi alma
y desengaños amargos llevo en mi morral.
Y en mis ojos lucen apagadas las pupilas
que nunca como antes volverán a brillar.
Solamente tú, que te apartaste de mi lado,
me confortas. Tu recuerdo, aun lejano es como un haz
de destello que ilumina el sendero desolado,
en que mis pies doloridos rechinan al pisar.
A veces me paro, con el rostro iluminado
en esa busca incesante , que persigo y no volverá.
Y en mi mente llena de locas fantasías
se yerguen las voces que te llaman sin cesar.
No hay mañanas alegres en los días que vivo
las tardes pesan como losas, cada vez más,
y las pesadillas se agitan, como negros colgajos
en las noches insomnes del inmundo pajar.
Allá van, como jirones de nubes dispersas
las añoranzas de antaño, pero tú ya no estas,
y resuenan sin ecos las voces de mi llamada,
pero yo sé que no me responderás ...

María, le dices al aitona;

Que su poema inconcluso,
terminó ya.
Acabó su caminar,
sus desengaños amargos,
sus pupilas apagadas,
su sendero desolado.
Esa búsqueda incesante,
esas mañanas amargas,
esas voces de su llamada,
que no encuentran respuesta,
todo pasó ya.

Ahora la felicidad para siempre,
que transito el suyo,
la amoña, su madre, María y la Virgen.
Dile que pedimos hoy todos reunidos,
para que desde el cielo ilumine nuestro camino.
presida todos los años, nuestro Año Nuevo
y que siempre todos unidos en familia
sigamos juntos hasta el cielo.